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El gigante con brazos como aspas

El Baloncesto Sevilla cae en su primer partido ante Valencia Basket (89-95). Porzingis se postula como el jugador franquicia del un equipo.

el 10 sep 2014 / 09:44 h.

BALONCESTO SEVILLA 14-15 Kristaps Porzingis pone sus manos a la altura del aro durante el partido. Foto: Inma Flores Baloncesto Sevilla – Valencia Basket (FOTOS)   “Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino”, narra El Quijote. Dentro de no mucho tiempo, los aficionados que acudieron ayer al pabellón Andrés Jiménez de Carmona contarán que un caluroso día de septiembre se presentó en el pueblo un chaval rubio, enorme, con brazos como la mesana y el trinquete de un buque escuela, que acabó jugando en la NBA. Kristaps Porzingis no necesita faro, es el halo de luz del nuevo proyecto de Baloncesto Sevilla. Sólo hizo falta un par de cuartos del primer partido para corroborar que el letón va a ser el jugador franquicia del nuevo proyecto. Le queda mucho que aprender, muchas horas de gimnasio y más aún de repetir movimientos una y otra vez en pabellones silenciosos, pero lo que lleva dentro ya es tan bueno que no hay duda del destino que le espera. Una de las ideas de la dirección deportiva al hacerse cargo del proyecto fue convertir los partidos en una atracción turística más. Pues bien, ver a Porzingis en acción se va a convertir en uno de los mejores planes para los domingos por la mañana en Sevilla. El equipo de Scott Roth salió ayer a la pista a completar el entrenamiento más exigente de todo lo que va de pretemporada, un partido ante un rival de nivel de Euroliga, como el Valencia Basket, y las impresiones abarcaron toda la gama de adjetivos. Había bajas en el conjunto de Perasovic y el partido no tiene trascendencia alguna, pero la materia prima para hacer algo eficiente parece la adecuada. El cansancio y el acierto del dúo Ribas-Aguilar en la prórroga dio la victoria a los visitantes (89-95). Hasta que las fuerzas le aguantaron, el jugador letón encandiló a la afición con un argumentario ofensivo y defensivo excelso. Conquistó las dos zonas a base de intimidación, buena lectura del pick and roll y lo más importante, que donde llega él nadie alcanza. Ninguno de los pívots de Valencia logró a amurallar sus lanzamientos y palmeos. Pero un jugador en solitario no hace un equipo, el técnico estadounidense cuenta con un colectivo más que competente. Es un grupo dinámico, con jugadores que tienen la orden de moverse en el campo con cierta autonomía. Xavier Thames, Berni, Diego Gallardo o Nikola Radicevic tienen visado para dirigir el ataque. A partir de ahí el equipo gira en busca de la mejor opción. Por momentos ésa fue Porzingis, pero a ratos también apareció el base serbio. Su tarea de convertirse en un jugador de dos lados del campo va en buen camino. Con más armadura muscular tiene más carcasa para poner cuerpo a los rivales y para empujar a la canasta cuando le toca anotar. Sus fundamentos son primorosos, pura autoescuela balcánica, de ésos que casi vienen de serie. En el momento que ha aprendido a leer el juego y trabajar para el equipo atrás su aportación sube exponencialmente. El equipo tiene aún cogidos los sistemas ofensivos con alfileres, no hay demasiada pizarra aún. Roth ha inundado la ofensiva de bloqueos y continuación, además de un interesante juego entre pívots. Aún falta cierta compenetración en la defensa colectiva y en el cuidado al balón. Se pierden demasiadas pelotas cuando se intenta buscar la ventaja de los hombres altos. En el momento que la defensa valenciana descifró el par de sistemas que marcó el base, se hizo más difícil anotar. Cuando aparecen las dudas, entonces es turno de sacar provecho de la iniciativa individual. Las cosas ya no parecieron tan sencillas a partir de que los hombres de Perasovic se emplearon en defensa y mejoraron en ataque. Días como el de ayer sirven para aprender a cerrar partidos. Falta la experiencia de episodios similares para no caer en errores inocentes que pueden costar un triunfo.

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