Limones se ve obligado a bajar el IBI en su primer pleno en minoría en Alcalá

Varias decenas de personas increpan a Laura Ballesteros y le reclaman que entregue su acta de concejal al haber dejado el Grupo socialista.

Varios de los asistentes al pleno de Alcalá portaron camisetas y pancartas contra Ballesteros. Varios de los asistentes al pleno de Alcalá portaron camisetas y pancartas contra Ballesteros. No hubo pacto antiPSOE ni boicot como advirtió en la previa el Gobierno local. Pero bastó con dejar solos a los socialistas en un par de iniciativas que repercuten en los ingresos –la bajada del IBI– y la organización –los plenos serán por la tarde– para que el alcalde de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limones, se topara con la realidad que le espera para los próximos dos años: la de un gobierno en minoría sujeto a negociar cada medida. Es la nueva realidad marcada tras la marcha de la disciplina socialista de Laura Ballesteros, que formalizó su incorporación como concejal no adscrita en un Pleno tenso, que tuvo que ser desalojado por los gritos e insultos proferidos por un sector del público contra la que fuera dirigente socialista, a la que reclamaban insistentemente que entregara su acta para devolver la mayoría al PSOE en Alcalá. Casi medio centenar de personas fueron las que con camisetas, pancartas y gritos reprocharon su actitud a Ballesteros al inicio de la sesión en el salón de Plenos, en el que también hubo quienes jalearon su decisión. “No se confundan; el PSOE no va a dejar de gobernar en Alcalá”, manifestó, tratando de disipar la sospecha de una moción de censura descartada por todas las fuerzas en la oposición (PP, PA, IU). Tan desechada como la vuelta de Ballesteros al Gobierno municipal. “Aunque intenten aislarme y me llamen tránsfuga, cada vez estoy más satisfecha de lo que he hecho”, remarcó tras la celebración del Pleno y después de advertir que está sufriendo presiones para que deje su acta de concejal. La crispación despertada por el nuevo escenario político –tras 18 años de mayoría de Limones– duró unos minutos. Justo el tiempo que tardó el alcalde en llamar varias veces al orden al público y, después, ordenar el desalojo para tener un Pleno a puerta cerrada. Lo que más escoció al Gobierno municipal fue la aprobación de una bajada del IBI en 2014, que fue presentada por IU y que salió adelante con los votos a favor de PP, PA y la concejal que desde filas socialistas definen como “tránsfuga” y que supondrá, en principio, una merma de los ingresos de cuatro millones de euros. El concejal de Hacienda, Salvador Escudero, criticó que, con la medida, se prima “al que más tiene” y se compromete el dinero destinado a políticas sociales y de empleo. A su vez, exhortó a los partidos a que recuerden el Pacto Antitransfuguismo “y dejen gobernar al partido que ha obtenido los votos”. El portavoz de IU, Alberto Miranda, se defendió explicando que la bajada del IBI no implicará “la pérdida de presupuestos en políticas sociales” y apuntó partidas, como los sueldos de los ediles, como lugares en los que poder recortar. Otra moción aprobada, y en la que el PSOE se quedó solo en contra, fue el cambio de horario de los Plenos, que serán por la tarde, y la inclusión de un turno de preguntas de los ciudadanos al alcalde. Y es que fue un Pleno donde sí salieron adelante muchas medidas de los socialistas –con el voto de Ballesteros inclusive–, pero en el que también se aprobaron la mayoría de las propuestas de la oposición. El PA sacó adelante la concesión de la medalla de la ciudad a los ecologistas de Alwadi-ira o la supresión de plusvalías a las familias que hayan perdido su vivienda –el PSOE aclaró que incorporó en mayo esa medida al anteproyecto de presupuestos– y lamentó que Limones “vea pactos fantasma”. El PP aprobó las suyas y hasta tuvo la visita a la ciudad de su presidente de honor, Javier Arenas, que avanzó que realizarán un “extraordinario ejercicio de responsabilidad” en Alcalá.

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