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El Gran Poder convence al pueblo en su salida de día

El Viernes Santo se ha convertido en Los Palacios y Villafranca en el día más grande y completo de la Semana Santa. A ello ha contribuido, sobre todo, que la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Nuestra Señora de la Soledad haya decidido hacer su estación de penitencia de día.

el 15 sep 2009 / 02:05 h.

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El Viernes Santo se ha convertido en Los Palacios y Villafranca en el día más grande y completo de la Semana Santa. A ello ha contribuido, sobre todo, que la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Nuestra Señora de la Soledad haya decidido, después de 15 madrugadas, hacer su estación de penitencia de día.

La procesión del viernes, bajo un sol de primavera idealizada, fue contemplada por el pueblo entero. Y no es una exageración. Ni los propios hermanos y nazarenos del Gran Poder se lo creían. La turbamulta que acompañaba a sus pasos no era pelotón de una calle o aglomeración en un punto señalado. Era el pueblo entero fuera de sus casas, contemplando al Señor de Los Palacios que había salido por fin de la oscuridad madrugadora que lo había hecho desfilar en la más pura soledad de su madre durante los últimos 15 años.

El hermano mayor, José Muñoz, se alegraba asimismo de que la cofradía no hubiera perdido "su idiosincrasia" silenciosa. Era verdad. El Gran Poder se deslizaba suave e imperceptible por un itinerario larguísimo que lo llevó a todos los rincones y que alargó la procesión, mucho más allá de lo previsto, hasta casi las tres menos cuarto de la tarde. Nadie reprochó el retraso, porque fue interpretado como un regalo divino, aunque había salido a las 7.30 horas.

El Gran Poder es un nazareno al que se encomiendan mujeres desde sus más remotos recuerdos de la fe heredada y hombres de toda clase, hasta de los que no pisan la iglesia pero mantienen una estampita de Él en el fondo tímido de la cartera.

La Virgen de la Soledad llegó a las palmeras de su entrada tan guapa como había salido al alba, con su cara de desolación mágicamente transformada al compás recio de las saetas.

Ya por la tarde, poco después de las 18.30 horas, apareció en la calle Abajo la cruz de guía de la hermandad Servita. La lluvia o su amenaza le había impedido salir en los últimos dos años. En 2005, recortó su itinerario. El viernes, sin embargo, todo se convirtió en un mal sueño del pasado. El Cristo de la Misericordia se paseó solemne por la noche palaciega. Nuestra Señora de los Dolores lo seguía elegante y sufridora. Era la primera vez que hacían su presentación en la Parroquia del Sagrado Corazón.

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