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Deportes

El increíble Betis menguante y la cordura

Entre la rémora de los ausentes y el pobre nivel de los presentes, el equipo de Mel se desvanece poco a poco. Aun así, sigue arriba del todo. Mesura, por tanto.

el 27 ene 2013 / 20:49 h.

Adrián no llega al penalti del 1-0.
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La web oficial del Rayo Vallecano asegura que su estadio tiene unas dimensiones de 100 metros de largo por 65 de ancho. La historia oficial del Betis de Pepe Mel, por su parte, afirma y confirma que pierde y no marca ningún gol cada vez que va allí. Ya son tres visitas y los resultados han sido 1-0, 3-0 y 3-0. Cero puntos, cero goles a favor y siete en contra. Si eso no es un campo gafe, que venga la RAE y le cambie el significado a la palabra ‘gafe'. Ni jugando al fútbol de combinación ni practicando el voleón y tentetieso, ni con 4-2-3-1 ni con 4-4-2, ni en Segunda ni en Primera. No hay forma humana de que el exitoso conjunto verdiblanco del último trienio le meta mano al Rayo. Y ni en Vallecas ni fuera de Vallecas, porque en total son cinco derrotas consecutivas a partir de un 4-0 en la categoría de plata, un domingo por la mañana en el que Emana imitó a Panenka y sus rivales se lo recriminaron. Desde entonces purgan los verdiblancos aquel pecado o quién sabe qué cada vez que se enfrentan al conjunto de la franja diagonal roja.

En los 6.500 metros cuadrados de Vallecas, el estadio más chico de la Liga, el Betis suele transformarse también en un equipo chico, menor. El problema es que en este tramo central de la temporada, después de agigantarse en la clasificación, da la impresión de que la escuadra de Mel ha menguado más de lo aconsejable, y no sólo numéricamente, como gusta de recordar y repetir el técnico desde que son más noticia los que no están que los que sí están. Y estos, los que juegan, no son novatos ni jugadores de Tercera. Son profesionales y de Primera, con una preparación táctica y física a la altura de la categoría, y desde luego salen a jugar once, como el adversario de turno.

La sarta de bajas se acepta como atenuante en este Betis disminuido, pero no puede ni debe ocultar la pérdida de identidad de un equipo atascado en el que Beñat no es el único desaparecido, aunque quizá sí el más importante. Ya lo demostró en el Calderón y luego lo confirmó en el Villamarín, estadios ambos que ocupan algo más de 6.500 metros cuadrados. Ahora bien, la Liga también ocupa algo más que esta última semana y el Betis, tras 21 jornadas, continúa en la zona privilegiada. La autocrítica debe ser compatible con la cordura.

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