Cultura

El Jardín del Alcázar se pone a punto para 'Juego de Tronos'

El Cenador del León, el Jardín de las Flores y los frescos del Patio del Crucero, próximos arreglos tras la Galería del Grutesco en un monumento de moda por la serie televisiva.

el 14 ago 2014 / 12:00 h.

La Galería del Grutesco, contemplada desde su extremo meridional. Un mirador excepcional sobre el conjunto.  / Fotos: C.R. La Galería del Grutesco, contemplada desde su extremo meridional. Un mirador excepcional sobre el conjunto. / Fotos: C.R. Sería por el esnobismo de visitar el próximo escenario de la ficción televisiva Juego de tronos o porque, como señalan las estadísticas, el turismo está repuntando –un 7,5 por ciento más que el año pasado–, pero lo cierto es que ayer no se cabía en el Alcázar. Un recinto que se remoza en estos meses más como parte de su rutina que por la presión que pueda imponer su inminente uso como plató para el serial de moda. Paseando en busca de la recién reabierta Galería del Grutesco, la primera y más poderosa sensación era la que venía al olfato desde los setos y los parterres: la saturación de aromas antiguos, como una especie de leyenda maravillosa que no entra por los oídos sino por la nariz. Ayer, bajo el solazo de agosto, los Jardines del Alcázar embadurnaban con estos efluvios –naranjos y limoneros, mirto, romero, laurel...– a varias hordas prietas de turistas guiados que paseaban ordenadamente entre arriates y fuentecillas, para confluir luego en ese restaurado mirador. Un espacio abierto al visitante desde el lunes pasado para solaz, sobre todo, de los aficionados a llevarse a casa un buen lote de fotos con las mejores vistas posibles. Con él no han terminado las obras en el inmenso jardín del palacio real sevillano, que por estas fechas aprieta el paso para ponerse más bonito en los próximos meses. El Cenador del León y su fuente, el Jardín de las Flores o de la Gruta Vieja y las pinturas murales del Patio del Crucero, en marcha o por empezar, completan los arreglos pendientes en el vergel –junto con la galería ahora recuperada, más de 500.000 euros de presupuesto–;antes de ello, al otro lado del edificio, en el Patio de Banderas, se espera para septiembre el enterramiento de las excavaciones, hasta que haya dinero para construirles un recinto donde exponer de forma permanente y digna sus hallazgos arqueológicos. Una restauradora, trabajando ayer en las pinturas murales de la bóveda del patio bajo del Crucero. Una restauradora, trabajando ayer en las pinturas murales de la bóveda del patio bajo del Crucero. Aparte del citado mirador con sus vistas espectaculares, lo más novedoso es el arranque, esta misma semana, de los preparativos de índole administrativa para adecentar el Cenador del León, su estanque y su jardincillo, un conjunto que asoma ante el paseante a pocos metros de la cancela que comunica el Alcázar con sus jardines. Lo primero ha sido encargar a la Fundación de Investigación de la Universidad de Sevilla, por importe de 24.050 euros, un proyecto de restauración para dicha espacio, donde salta a la vista la necesidad de ponerse manos a la obra para corregir los deterioros. Los autores del proyecto deberán determinar qué hay que arreglar en esta singular fuente-pabellón construida en el siglo XVII, presidida por la estatua de un león que le da nombre y decorada, en su interior, por unos frescos de los que se puede ver aún algún resto e imaginar cómo tuvieron que ser en su día, pero que prácticamente han desaparecido. Como indica el rótulo colocado al pie de la construcción, ya solo se conserva la cerámica vidriada que decora la bóveda. Pendientes de que se redacte el proyecto y se emprendan las obras de esta restauración en concreto, de momento hay otras dos que andan en marcha. Y las dos muy sugerentes. Ayer, paseando por los jardines buscando la sombra de los muros, aparecía un pequeño cuadrilátero revestido con malla de obra en las inmediaciones de los Baños de María de Padilla, el lugar más fresquito del Alcázar. Como se sabe –y como se indica allí mismo, para quien lo ignore–, se trata de una zona subterránea en la parte inferior del Patio del Crucero; «un jardín excavado en la tierra», como reza el rótulo, con la temperatura y la humedad adecuadas frente los excesos de calor de Sevilla. Un lugar, además, de gran belleza, con su lámina de agua y sus bóvedas góticas reflejándose en ella, para deleite de los fotógrafos aficionados en busca de encuadres para sus instantáneas familiares. Apenas queda nada de los frescos del Cenador del León. Apenas queda nada de los frescos del Cenador del León. Pues en ese cuadrilátero se trabaja precisamente en tareas de recuperación patrimonial. El objeto son los revestimientos y las pinturas murales del lugar, que es la bóveda de cañón del patio bajo del Crucero. Las está haciendo desde abril pasado la empresa Crest Arte con un presupuesto de 30.263 euros, y está previsto que acaben el próximo diciembre. Era muy interesante asomarse ayer a la labor de estos restauradores, visible para el público desde la entrada a los baños. Como se indica allí mismo en el cartel de la obra, es cierto que el Patio del Crucero es de época almohade –siglo XII–, pero esta vía de acceso es posterior, de finales del XVI, «momento en que se decoran pictóricamente la mayoría de sus galerías a partir de un completo programa de renovación estética, ejecutado por un grupo de pintores coetáneos –Juan Díaz, Juan de Saucedo, Juan Chacón y Alonso Pérez– que decoran su interior siguiendo patrones iconográficos al gusto italiano renacentista de estilo manierista». La iconografía está formada por símbolos de «la unión, la fuerza y el poder imperialista de la monarquía reinante». La segunda tarea importante de restauración que se acomete en estos días en los Jardines del Alcázar es la que afecta al estanque y las fuentes del Jardín de la Gruta Vieja, también conocido como el de las Flores. Está justo al bajar del palacio de camino hacia su arboleda. La empresa adjudicataria es R. Campos de Alvear, que con un presupuesto de 40.321 euros comenzó a trabajar aquí el mes pasado con intención de tenerlo todo terminado para la misma fecha que el caso anterior: diciembre próximo. Si con los frescos de la bóveda el plazo era de ocho meses, este es algo más corto: seis meses. También son distintos los cometidos, porque todo gira alrededor no de pinturas murales, sino de una fuente de mármol del siglo XVIII. Una fecha bastante reciente para lo que es la antigüedad neta del Alcázar de Sevilla, pero que tiene un porqué: la fuente es posterior al conjunto en el que se inscribe, que tiene un curioso origen. En un principio, hacia 1599, esto había sido no un estanque sino una alberca incluida en el denominado Corral de los Puercos, y su agua se usaba para regar los naranjos. Que por cierto, también tienen su historia esos árboles: cualquiera que pasee por los Jardines del Alcázar se topará con un rótulo que hay justo delante de un ejemplar de esta especie y en el que se puede leer lo siguiente: Naranjo de Pedro I. Así es. A lo que se ve, según reza dicho texto, la introducción de este cultivo en Andalucía se debe a los musulmanes, quienes se sirvieron de ellos profusamente «no solo como ornamento sino también para obtener perfumes de sus flores y de la cáscara de sus frutos». Y añade que la tradición oral atribuye al rey Pedro el Cruel el haber plantado el naranjo más antiguo del lugar, cerca del actual Pabellón de Carlos V. Esta tradición «no parece aventurada», con lo que el ejemplar en cuestión tendría más de 600 años. «Lo que es seguro», agrega el letrero, es que esta especie era ya inquilina de los Jardines del Alcázar desde el siglo XII. El desgaste por el tiempo es una de las huellas más elocuentes de este fuente-pabellón pendiente de proyecto. El desgaste por el tiempo es una de las huellas más elocuentes de este fuente-pabellón pendiente de proyecto. Con el tiempo, ese uso de la alberca se perdió, aunque la pieza es uno de los pocos elementos que se han mantenido en su lugar a lo largo del tiempo. Se convirtió en estanque, y fue adornado con azulejos traídos de Pisa y paramentos con fuentes y grutesco. Todo muy renacentista. Y como obra ya terminada y comentada, está la Galería del Grutesco, recién reestrenada tras una inversión de 395.957 euros. De cara al público visitante conviene saber que la escalerilla de entrada es también la de salida, con lo cual todo lo que se ande por arriba hay que desandarlo luego para salir. A cambio, unas vistas espectaculares se extienden a ambos costados de este largo pasillo elevado que se extiende sobre el mar de plantas y árboles como un largo espigón. Es de suponer que será convenientemente aprovechado por los productores de Juego de tronos, mientras el Alcázar prosigue día a día con su rutina de restaurarse para aguantar en pie otros cuantos siglos. Una de las muchas perspectivas que se abren desde la construcción rehabilitada. Una de las muchas perspectivas que se abren desde la construcción rehabilitada.

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