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El lince vuelve a Córdoba en otoño

Hace 11 años que nadie ve un lince en Córdoba, pero la maldición se acabará en otoño. Un año antes de lo previsto, la Consejería de Medio Ambiente va a reintroducir al felino más amenazado del mundo en su antigua casa, en fincas rebosantes de conejos que garantizan su sustento. La reconquista seguirá en breve por Jaén.

el 16 sep 2009 / 03:52 h.

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Hace 11 años que nadie ve un lince en Córdoba, pero la maldición se acabará en otoño. Un año antes de lo previsto, la Consejería de Medio Ambiente va a reintroducir al felino más amenazado del mundo en su antigua casa, en fincas rebosantes de conejos que garantizan su sustento. La reconquista seguirá en breve por Jaén.

La reintroducción del lince ibérico en el medio natural de Córdoba será una realidad este otoño, un año antes de lo previsto por la Junta de Andalucía. El lugar elegido para su histórica conquista de la libertad es el valle que une el río Guadalmellato, entre las localidades de Adamuz y Villafranca de Córdoba. Unas 20 hectáreas que se convertirán en un nuevo núcleo reproductor, que se suman así a Doñana y al futuro de Guarrizas (Jaén), que se creará a inicios de 2010.

El nuevo espacio elegido para fortalecer a una especie en extinción -no hay más de 150 ejemplares, y todos ellos están concentrados en Andalucía- está compuesto por varias fincas que tienen tres grandes bondades para el lince ibérico: abundante matorral donde esconderse y refrescarse, áreas abiertas para correr y, sobre todo, conejos, muchos conejos, que suponen más del 80% de su alimentación. Sin ellos no hay futuro, ni en Córdoba ni en ningún otro sitio.

La reintroducción es posible ahora porque la Junta ha dado con un lugar idóneo, una finca cercana al embalse de San Rafael de Navallana, a pocos kilómetros de los centros actuales de reproducción de linces en Cardeña y Andújar (Jaén), porque ha negociado con sus propietarios y porque la cría en cautividad en Doñana está permitiendo el nacimiento, sólo en la pasada temporada del programa de cría en cautividad, de 13 cachorros. Con esos mimbres sí se puede asumir el riesgo de una reintroducción controlada. La Junta calcula que, a partir del año próximo, contará con entre 20 y 40 ejemplares anuales listos para ser destinados a estas tareas de reintroducción.

La suelta se va a realizar antes del periodo de celo, entre los meses de noviembre y diciembre, y se hará en tres cercados; en dos de ellos se soltarán parejas mixtas (macho y hembra), para que puedan reproducirse, y en el tercero, cuatro ejemplares jóvenes que deberán acomodarse al terreno y fijar con su rutina de caza y costumbres la presencia del lince en la zona, informan fuentes del programa de cría de la consejería.

Con estos ocho linces se romperá esta década larga sin felinos en Córdoba, desde el último avistamiento, en mayo de 1998. Se cruzó en una carretera y nunca más se supo. De él sólo queda el recuerdo entre los vecinos. La clave de la desaparición de la especie en la zona hay que buscarla en el abuso de la caza menor, que usaba lazos y cepos, legales en aquellos años, en los que no sólo caían conejos, sino también linces. Los venenos, ilegales a todas luces, también jugaron su papel. El cerco, así, era doble: les faltaban conejos para comer y además caían en sus trampas.

No será ese el caso ahora: hay fincas, confirman desde Medio Ambiente, en las que se detectan hasta 20.000 conejos, un paraíso para un animal que necesita al menos uno por día para mantenerse sano. Para fomentar aún más la población, se están creando madrigueras para conejos, un apoyo para garantizar su alimentación.

Este trabajo en campo abierto se completará con la construcción de un centro de cría en cautividad y un centro de interpretación, en el término municipal de Villafranca. Allí donde los vecinos inicialmente se oponían al proyecto, porque podía espantar a los aficionados a la caza menor (que deja no pocas visitas cada fin de semana), ahora lo apoyan, porque entienden que la cercanía de la reserva al tramo del Guadalquivir potenciará el turismo verde, ya que en la zona se pueden avistar aves acuáticas como los avetorillos o el calamón y cuenta con numerosas actividades de aventura junto a un parque fluvial.

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