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El llorado final del Loro Molón

"Encarni, que ya no que- dan. ¿Qué hago?" Mercedes Rubio es una de las nueve personas que ayer, a las once en punto de la mañana, hablaban por el móvil para desahogar su quebranto y pedir consuelo espiritual desde la sección de juguetes del Hipercor.

el 14 sep 2009 / 21:59 h.

"Encarni, que ya no que- dan. ¿Qué hago?" Mercedes Rubio es una de las nueve personas que ayer, a las once en punto de la mañana, hablaban por el móvil para desahogar su quebranto y pedir consuelo espiritual desde la sección de juguetes del Hipercor. Las noticias que llegaban a esa hora desde la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes no podían ser más calamitosas: Mi Loro Molón, Mi Chima Mimoso y Mi Dulce Gatita acaban de sumarse oficialmente a la relación de especies extinguidas de la fauna ibérica, que está la pobre que no se repone. Ya empiezan a faltar los juguetes de primera necesidad. El ambiente era tan obsesivo y expelía tal ofuscamiento que si en ese momento hubiesen interrumpido el hilo musical para difundir por megafonía que un tsunami acababa de penetrar por el Indostán arrasando toda forma de vida hasta la altura de los Cárpatos, la respuesta de algunos de los presentes podría haber sido Sí, muy bien, pero... ¿tienen o no tienen el Moon Sand Megacastillo? ¡Lo tenían! ¡Yupi, yupi! Pese a figurar en la lista de bajas de ese otro cataclismo llamado Reyes Magos, todavía quedaban algunos ejemplares con sus plastiquitos y todo. ¿Tan importante es? Pues sí: "El regalo ya no se le hace al niño, sino a la madre del niño, que es la que te encarga lo que tienes que comprar. Y yo voy a quedar fatal, pero qué le hago."

La señorita del móvil lamentaba de ese modo la manía reciente y desvergonzada de que las madres de los niños se transformen por estas fechas en una especie de Cecop del operativo juguetero familiar, estableciendo con absoluta precisión qué se espera de cada cual y estrangulando hasta la muerte el libre albedrío de sus parientes, amigos y afectos, que lo consienten, por mucho que luego anden rechistando y estomagándose por lo bajini. De ahí las llamadas telefónicas a la desesperada, o, mejor dicho, de la desesperada. Sólo en las tiendecitas que aún no han quedado arrasadas del todo puede encontrarse todavía alguno de esos tesoros anhelados que se dan por desaparecidos y que no serán repuestos en los anaqueles. Entre otros animalitos que han pasado a mejor vida, añádasen a los ya citados el caballito de la Nancy amazona, las mascotitas de la Barbie y la Perrita Crece Crece. De modo que para el día 6 de enero se anuncian terribles pataletas entrando por el Estrecho.

Lo del Loro Molón ha sido espectacular, y eso que cuesta (costaba) 70 euros (diez menos pedían en Ebay, el popular sistema de intercambios por internet). Por lo visto el bicharraco no para de charlotear, canturrear y aprender las palabrotas que le largan. Pero con esos mismos 70 euros se va uno al mercadillo de animales y se trae pajaritos para treinta parrilladas, o lo que sea que hagan con ellos los niños.

Al lado de la señorita del móvil, un caballero contempla absorto las instrucciones de una caja con un McLaren. "Sebastián, que el niño quería el Ferrari", espeta una señora a su marido. Y Sebastián, señora, y Sebastián. Pero como colofón a la moraleja de que no siempre se puede tener lo que se quiere, he aquí una selección de los juguetes agotados o en las últimas, según la lista actualizada de la asociación española de jugueteros: diez modalidades de Nenuco, la familia Barriguitas al completo (la pobre), los chismitos de Spiderman 3, la estación de bomberos de Lego, el circo romano y la granja moderna de Playmobil, el teclado interactivo de Vtech, el Rubik's Revolution, el scooter de Injusa, el Party de Disney y hasta el Quimicefa, y eso que es más antiguo que los fusibles de chispa. Por no hacer larga la esquela: 83 de los juguetes más exitosos.

Dicen las estadísticas del gremio que cada niño consume al año 178 euros en juguetes, entendiendo que en esta categoría no entran consolas, ordenadores, equipos de música, películas, videojuegos, móviles, MP4, televisores... cuyo rastro y destino se pierde en la Noche de los Gastos. Pese a la pujanza de lo electrónico, se mantiene un más que pujante mercado tradicional de juguetes cuyas tres cuartas partes se meriendan los valencianos y los catalanes y para el cual Andalucía apenas produce un triste 3%. La colaboración de Sevilla en este área consiste en comprarlo todo: un solar en construcción de Lego a 72 euros, Edu Cuentacuentos a 130 euros, el Lince educativo por 76 euros, el Libro Escenario de Blancanieves por 64 euros... Acaba de salir una noticia que dice que los regalos que menos gustan a los niños andaluces son los que les hacen sus abuelas. A lo mejor tiene algo que ver el detalle de que la pensión media, en este mismo mes de diciembre, haya sido de 649,41 euros en Sevilla. Las abuelas sevillanas te trincan el Loro Molón ése y te hacen un puchero para tres veces con su huevecito picado y todo. Porque de peligros de extinción y de prioridades saben ellas más que Briján.

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