Cultura

El Louvre prestará al Bellas Artes 'El piojoso' para la exposición más ambiciosa de Murillo

El Museo del Louvre confirmaba ayer a la dirección de la exposición El joven Murillo el préstamo de una de las pinturas más icónicas de la producción temprana del genio sevillano.

el 16 sep 2009 / 03:51 h.

El Museo del Louvre confirmaba ayer a la dirección de la exposición El joven Murillo el préstamo de una de las pinturas más icónicas de la producción temprana del genio sevillano. La excepcionalidad de esta cesión confirma la magnitud de una muestra llamada a convertirse en la cita cultural del próximo año en Sevilla, para la que ya han prestado obras más de veinte pinacotecas de todo el mundo.

Curiosamente, y a pesar de que Murillo fue un pintor muy prolífico, en Sevilla apenas quedan cuadros de la primera época del genio, la que se desarrolló entre 1640 y 1655, sus quince primeros años de producción que, según los expertos, dan la clave de su formación heredera de Velázquez y Herrera el Viejo y sus balbuceos en el Naturalismo como primer lenguaje pictórico. "Se podría decir que estamos hablando de la recuperación histórica del Murillo perdido", según el director del Museo de Bellas Artes de la ciudad, Antonio Álvarez. Durante la Guerra de la Independencia en Sevilla, el mariscal Soult realizó un gravísimo expolio de la cultura barroca presente en la ciudad. Saqueó iglesias y conventos, inventarió el botín en el Real Alcázar -la documentación histórica habla de un recuento de 999 obras- y buena parte de los murillos desaparecieron. Son los que están ahora en los grandes museos del mundo.

Y los mismos que regresarán a España a partir del próximo 19 de octubre, día en que se inaugura la magna exposición El joven Murillo en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, impulsor de esta iniciativa junto con la pinacoteca sevillana, a través de la Dirección General de Museos de la Junta de Andalucía. Las dos instituciones conocieron ayer la extraordinaria noticia del Louvre de París, cuya obra conocida como El piojoso (1644), icónica de la producción temprana de Murillo, que saldrá con destino Sevilla junto con otras obras maestras conservadas en otras grandes pinacotecas del mundo.

Hablamos de la Alte Pinakothek de Munich, que cederá otras piezas clave: Dos muchachos comiendo melón y uvas y Vieja con gallinas y cesta de huevos. A ella se suman los museos de Estocolmo, con Las dos trinidades; el Prefectural Art Museum de la ciudad japonesa de Mie, con una Santa Catalina; el Birmingham Museum Art Gallery, que presta San Antonio de Padua; y varias instituciones norteamericanas como el Virginia Museum of Art de Richmond (Santa María Magdalena renunciando a los placeres mundanos) y el North Carolina Museum of Art con San Gil en éxtasis ante Gregorio IX.

A esta pequeña muestra (también habrá cuadros procedentes de Colonia, en Alemania; Amberes y Lier, en Bélgica; Londres, Glasgow y Birmingham), se une la presencia de la Vieja hilandera, que es la primera vez que se expone y constituye un descubrimiento del conservador sevillano Ignacio Cano. La presta el National Trust del Reino Unido (institución que equivale a nuestro Patrimonio Nacional).

Comisariada por Alfonso E. Pérez Sánchez -director emértio del Prado- y el profesor sevillano Benito Navarrete, la exposición reunirá un total de medio centenar de obras del periodo juvenil de Murillo, de la que los Museos de Bellas Artes de Bilbao y Sevilla, aunque en poca cantidad, conservan ejemplos significativos: San Pedro en lágrimas (c.1650-55) y San Lesmes (c. 1655) en Bilbao, y San Francisco (c.1645-50) y San Jerónimo (c. 1665-75) en Sevilla.

El joven Murillo "se verá primero en Bilbao y luego viajará a Sevilla (en febrero de 2010). Es natural que la primicia se la lleve la capital vizcaina porque la iniciativa ha partido de la pinacoteca vasca y fue su director Javier Viar quien nos propuso el proyecto. Estamos convencidos de que va a ser un gran éxito, sin duda, se convertirá en una de las exposiciones importantes de la temporada, organizada por dos museos, como el de Bilbao y el de Sevilla, que sin ser el Prado, aspiran a tener un lugar importante en el panorama de las pinacotecas europeas", explicaba hace unos meses en Bilbao Antonio Álvarez, director del Bellas Artes sevillano.

Con estas aclaraciones, la exposición "hace mucho hincapié en Murillo como artista preocupado por la pobreza y la justicia social, intentando practicar una obra en consonacia con los ideales evangélicos de los franciscanos", explica por la parte comisarial el profesor Navarrete. Es en este marco donde se sitúan cuadros como El piojoso, Dos muchachos comiendo melón y uvas y San Diego da de comer a los pobres. Para realizar estos cuadros, Murillo trabajó en la calle, entre amas de casa y niños, obreros, gitanos y artesanos... Y es que este joven Murillo (entre los 23 y los 38 años), un pintor enérgico, "un hombre bueno", como le definían sus coetáneos, se supo granjear la simpatía de las clases más desfavorecidas de la sociedad sevillana.

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