Italia ha desplazado a España en el punto de mira de los mercados internacionales. Después de los rescates a Grecia, Irlanda y Portugal, parecía que la española era la economía más débil frente a los ataques, pero, después de la última semana, el país que dirige Silvio Berlusconi se encuentra con más problemas. De hecho, su prima de riesgo, que es el sobreprecio exigido a sus títulos de deuda frente a los alemanes, de referencia, superó ayer por primera vez desde el inicio de la crisis a la española.
Y es que la rentabilidad exigida al bono italiano a diez años alcanzaba el 6,23%, frente al 6,21% del bono español. La prima de riesgo nacional tomó aire y cerró la jornada en 369 puntos, tras batir un nuevo récord a primera hora de ayer al escalar hasta los 424 puntos.
Ante esta situación, el Gobierno transalpino actuó de urgencia. Así, anunció la aceleración de su plan de recortes con el objetivo de llegar al equilibrio presupuestario en 2013, un año antes de los previsto inicialmente. Además, el Ejecutivo planea nuevas reformas económicas y no se irá de vacaciones.
La Bolsa de Milán cerró la semana con el peor resultado desde 2009, después de alcanzar 13 puntos negativos al cierre de este viernes. Sin embargo, Berlusconi aseguró que "nada de esto es culpa de los gobiernos de cualquier país" sino que "implica globalmente a todo el sistema financiero".
Así, el ministro de Economía, Giulio Tremonti, afirmó que el Ejecutivo italiano actuará "sobre cuatro pilares, dos en las finanzas públicas y dos que implican el crecimiento y el desarrollo".
Por su parte, el mandatario transalpino anunció que ha acordado con Sarkozy la celebración de una cumbre urgente del G-7 de ministros de Finanzas. "Junto con Sarkozy hemos decidido anticipar para dentro de pocos días la convocatoria de un G7 quizá preparatorio para un G-8 de jefes de Estado y de Gobierno", indicó.
En este contexto, el Banco Central Europeo (BCE) se mostró ayer dispuesto a comprar deuda italiana y española si Italia acelera las reformas estructurales concretas, así como la introducción de una enmienda en la Constitución que garantice el equilibrio presupuestario, según fuentes conocedoras de la situación.
Una de las fuentes afirmó que no era consciente de que se haya realizado ninguna petición concreta a España, pero se espera que el Gobierno español se comprometa a acelerar las reformas estructurales. Todo ello después de que el presidente del supervisor, Jean-Claude Trichet, desatara todas las alarmas el pasado jueves con su discurso ambiguo sobre la compra de deuda por parte del BCE, que no contemplaría a Madrid y Roma.
En cuanto a España, la jornada de ayer fue menos tensa que la del jueves, a pesar de comenzar la mañana con la prima de riesgo marcando máximos. Cerró en los 369 puntos tras un descenso vertiginoso. Mientras, el parqué madrileño cerró la sesión con su sexta caída consecutiva, al ceder un 0,18%, que situó al Íbex 35 en la cota de los 8.671,2 puntos, nuevo nivel mínimo en catorce meses. De este modo, el selectivo acumuló una caída semanal del 10%, la mayor desde mayo de 2010, cuando se dejó casi un 14% tras el rescate de Grecia.
La subida de la banca no pudo evitar una nueva sesión de recortes, aunque sí permitió al Íbex registrar un descenso más moderado que el resto de indicadores europeos. En concreto, Francfort cayó un 2,76%, seguido de Londres (-2,71%), París (-1,26%), Lisboa (-1,2%) y Milán (-0,7%).
En el mercado español, Bankinter lideró los avances, con un 4,28%, seguido de FCC (2,99%), Ebro Foods (1,47%), IAG (1,46%), Banco Sabadell (1,38%), Banco Santander (1,18%), Banco Popular (1,11%) y BBVA (0,32%). Telefónica avanzó un 0,2%.
En el lado de los descensos se colocaron Abertis (-3,36%), Gamesa (-2,94%), CaixaBank (-2,86%), ArcelorMittal (-2,76%) y Enagás (-2,2%). La sesión de ayer puso el colofón a una semana negra, en la que los especuladores han llevado a todos los mercados europeos a fuertes pérdidas. Las dudas sobre la recuperación de EEUU y los altos diferenciales de deuda centraron la atención de los inversores.
Líderes en contacto. Ayer fue una jornada de llamadas entre los dirigentes de los países de la Eurozona. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, convinieron en la necesidad de que los distintos gobiernos colaboren y coordinen actuaciones en una perspectiva global, ante los temores surgidos en los últimos días sobre la economía mundial.
Según informó Moncloa, el jefe del Ejecutivo mantuvo conversaciones telefónicas con el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, y con el presidente de la República de Francia para analizar la evolución de la crisis financiera y la situación del mercado de la deuda soberana de los países de la zona euro. En concreto, Zapatero y Berlusconi conversaron sobre la evolución de la prima de riesgo de ambos países.
Según el comunicado, ambos mandatarios consideran "poco comprensibles las fuertes fluctuaciones y los movimientos especulativos de los mercados de la deuda soberana".
