Era sevillano y dejó una discografía inmensa. Fue el cantaor más famoso, después de Juan Breva y Silverio Franconnetti. En 1880 grabó por primera vez un palo del cante.
Muchos aficionados se preguntarán cuándo se grabó un cante flamenco por primera vez. De eso hace ya ciento veintiocho años, aunque no se lo crean. Y fue un cantaor sevillano, Antonio Pozo El Mochuelo, al que apodaron así en contestación del pueblo a cantaores como el Canario de Álora y el Canario Chico.
El Mochuelo era de la calle Sol y antes de cantar trabajó de aprendiz de cuchillero, dándole al fuelle. Fue Silverio quien se lo llevó de gira, siendo un niño, y vivió toda su vida del cante hasta que murió en plena Guerra Civil, en 1936. A pesar de que, como han dicho algunos sabiondos, era un cantaor malo...
En 1880 se encontraba actuando en el Teatro Liceo de Murcia. Era sólo un niño de unos 13 o 14 años. Se comenzaba ya a hacer pruebas de grabaciones en láminas de estaño, antes de que salieran las primeras grabaciones de flamenco en cilindros de cera, dentro del último lustro del XIX. Era el día 4 de marzo de 1880 cuando El Mochuelo, según publicó el Diario de Murcia y contó José Gelardo en su obra Las claras del día, dejaba impreso un cante jondo:
"LA MÁQUINA QUE HABLA. El pequeño teatro del Liceo, antiguo Círculo Industrial, se está haciendo un círculo histórico (?) En él tuvimos el especial placer anteanoche de admirar el invento más prodigioso de este siglo: el fonógrafo de Edison (?) un cilindro metálico y una lámina de papel de estaño parecen ser las dos cosas esenciales. Se habla, ó se canta, ó se ríe sobre la lámina de papel de estaño que da vueltas pegado al cilindro, y la lámina se va quedando con todo lo que oye; se le dan luego vueltas en sentido inverso y repite lo que ha oído, en el mismo tono, con las mismas inflexiones, aspiraciones y cadencias (?) Salió después (de variados ensayos), un gitanillo que le dicen el Mochuelo: cantó encima de la máquina aquello: "Quien te puso petenera"; y la máquina no pudo repetir esta copla. Pero le puso papel nuevo de estaño, le dio unos golpecitos y el muchacho le cantó una nueva copla que fue: "Ya no vivo yo en la calle, etc., y la dicha máquina salió cantando toda la copla lo mismo que la había dicho el Mochuelo".
Nos cabe el honor a los sevillanos de que fuera un cantaor de esta tierra, El Mochuelo, el primero en grabar un palo del cante jondo. Fue el primero, además, que rodó una película de flamenco, de lo que hace ya un siglo. Y el primero, según él mismo, que salió a los escenarios sin varita de mimbre y perfectamente trajeado.
Naturalmente, esa lámina de estaño no ha aparecido todavía. Y aunque apareciera, que será difícil -en España no se conserva ninguna, sólo en Francia-, sería imposible escuchar su contenido. Nos quedaremos con las ganas de escuchar las peteneras del Mochuelo niño. Pero nadie nos va a quitar la satisfacción de saber que un sevillano de pura cepa, del castizo Barrio de San Román, hizo historia hace 128 años.
