Local

El mundo según Demetrio

A la misma hora que Demetrio Pérez presentaba públicamente su candidatura a liderar a los socialistas sevillanos, se podía leer en diversos medios internacionales la pugna entre Apple, Google y Facebook, para ver quien domina el gobierno de Internet.

el 15 sep 2009 / 06:33 h.

A la misma hora que Demetrio Pérez presentaba públicamente su candidatura a liderar a los socialistas sevillanos, se podía leer en diversos medios internacionales la pugna entre Apple, Google y Facebook, para ver quien domina el gobierno de Internet. Una información similar a la que especulaba, también estos días, sobre los efectos inimaginables de la alianza estratégica entre Yahoo y Google. El mismo día del acto se publicaba en el Financial Times un artículo, en el que se desmenuzaban las claves generacionales del actual proceso electoral americano. Un análisis con dos tesis básicas. Frente a lo que pudiera pensarse, la pugna generacional entre Obama y McCain no se relaciona con sus respectivas edades. La verdadera batalla ideológica se está planteando entre los babyboomers, los coetáneos de Obama o Zapatero, y la que se denomina Generación del milenio. Los jóvenes que alcanzaron su mayoría de edad en el cambio de siglo. Un colectivo que en nuestro país podríamos denominar la Generación Democracia. Aquellos que nacieron después de la dictadura.

En segundo lugar, los problemas de esa generación del milenio están empujando hacia otra dirección política. Un nuevo enfoque que aparca a los dirigentes de certezas irrebatibles, pero que concede una gran capacidad de movilización a aquellos líderes carismáticos que saben desenvolverse en redes informales con múltiples formas de representación. En espacios más personales, con más cercanía a los problemas individuales que a los estadísticos.

Como ha señalado Ulrich Beck, es una generación que ya no entiende sus problemas en términos nacionales. En términos similares a la percepción actual de crisis. Que identifican esa fractura intergeneracional que la globalización está provocando, expresada en términos de prolongación de la vida laboral, de movilidad geográfica, de trabajo precario, de sutil desmantelamiento de las redes de cobertura en sanidad, pensiones o desempleo. Una generación que ve confirmadas sus sospechas en propuestas como las 65 horas, tan regresivas como premonitorias.

Estos días se han podido leer algunos argumentos, tan banales como insustanciales, para disuadir de su empeño a Demetrio Pérez. Pero antes de abandonarse al exclusivo cálculo de resultados, es prudente valorar las oportunidades que su valiente gesto puede representar. Pretender resolver este congreso en un simple trámite es rehuir la verdadera dimensión de la situación actual, negar la posibilidad de los socialistas sevillanos de interrogarse acerca de su papel en el futuro. Los tiempos exigen nuevas formas de hacer política, revisar algunas inercias ideológicas, comprender y respetar la lógica de los procesos intergeneracionales, plantearse constantemente cómo ser más eficaces y cercanos en la defensa de los intereses ciudadanos. Tienen suerte los socialistas sevillanos gracias al gesto de Demetrio. Ahora pueden hacerse preguntas y demandar respuestas. Tienen la oportunidad de vivir y protagonizar un debate anticipatorio de un futuro que ya es hoy.

Abogado

opinion@correoandalucia.es

  • 1