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El nuevo plan de paz arranca herido

Cuatro israelíes mueren en un ataque en Hebrón en la víspera de la reunión en EEUU.

el 31 ago 2010 / 19:20 h.

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Policías fronterizos israelíes detienen a obreros palestinos que trabajaban en un asentamiento.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, viajaron ayer a Washington donde iniciarán un nuevo proceso de paz tras 20 meses de parón en la negociación directa.


Un intento que ya nace herido: cuatro israelíes murieron ayer por disparos de bala en un ataque -presuntamente de milicianos palestinos- en una carretera al lado de la ciudad cisjordana de Hebrón. El clima general en Israel y los territorios palestinos oscila entre la indiferencia, en el mejor de los casos, y el pesimismo, en el peor.


Tras varias intentonas e iniciativas de pacificación fallidas en cerca de dos décadas, ambas partes acuden una vez más a EEUU para intentar sentar las bases de una paz duradera que pase por la creación de un Estado palestino y el fin del histórico conflicto en Oriente Próximo. El ataque en Cisjordania torpedea el plan.


El primer ministro israelí, que lidera una coalición de gobierno derechista dominada por partidos procolonos, partió ayer por la mañana rumbo a la capital estadounidense al frente de un equipo negociador encabezado por Isaac Molho, un abogado que es su mano derecha. El presidente palestino, cuya imagen ante su pueblo se ha visto curtida por múltiples fracasos en las negociaciones con Israel, lo hizo el lunes por la noche desde Jordania con una comitiva liderada por el veterano negociador jefe, Saeb Erekat. Ayer, ambos líderes tenían previsto reunirse (por separado) con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.


Bajo los auspicios del presidente de EEUU, Barack Obama, Netanyahu y Abás tienen previsto dar el pistoletazo de salida a este nuevo proceso mañana, en la que será la primera ocasión en que dirigentes israelíes y palestinos se reúnan cara a cara para negociar desde diciembre de 2008, cuando Israel lanzó su más dura ofensiva en Gaza.


La partida de ambos líderes fue precedida por múltiples declaraciones públicas de uno y otro signo, en las que lanzaron sus expectativas y líneas rojas de cara a la reanudación del diálogo. Así, el jefe del Gobierno israelí dejó claro los tres objetivos principales que se marca: el reconocimiento de Israel como estado nacional del pueblo judío, el fin de todas las reclamaciones a Israel, y el establecimiento de medidas que garanticen la seguridad del Estado. Sin embargo, dejó en el aire la cuestión sobre si prorrogará la paralización parcial de la construcción en los asentamientos judíos en Cisjordania, moratoria que expira el día 26. Uno de sus principales temores es que norteamericanos y palestinos le presionen para que se comprometa a cesar la expansión de las colonias en el territorio ocupado.


Líneas rojas. Y justo ese escollo es uno de los principales objetivos con el que viaja Abás, quien reitera que no tolerará que se reanude la construcción en las colonias, aunque se ignora si estará dispuesto a aceptar un acuerdo tácito por el que Israel no anuncie la paralización pero que en la práctica no autorice más edificaciones. Los palestinos acuden a la cumbre con su habitual fórmula, respaldada por los países árabes y la comunidad internacional: un acuerdo que pase por el establecimiento de un Estado soberano sobre las fronteras de 1967, con Jerusalén Este como capital, que viva en paz junto a Israel, y una solución justa y basada en el derecho internacional sobre la cuestión de los refugiados.


El presidente palestino se reunió el lunes, en secreto, en Jordania con el titular de Defensa israelí, Ehud Barak, quien horas antes mantuvo otro encuentro en la capital, Ammán, con el monarca Abdalá II, también invitado a la cumbre de Washington.
Y mientras se producen estos encuentros, la población israelí y palestina vive con recelo esta nueva apuesta por la paz. Pocos son los que creen que estas negociaciones van a llevar a buen puerto y, muchos menos, los que confían en que las partes logren un acuerdo de paz en un año.

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