Por María José Atienza El obispo de Plasencia y presidente de la Subcomisión Episcopal de Catequesis, Mons. Amadeo Rodríguez Magro; el secretario general y portavoz de la CEE, José Mª Gil Tamayo; el director del Secretariado de la citada Comisión, Juan Luis Martín Barrios; y el sacerdote de Girona y miembro del Secretariado Joan Amich fueron los encargados de presentar este texto ayer, en la sede de la Conferencia Episcopal. Una presentación que puso de manifiesto las principales características de este extenso «documento de fe» como lo definió el secretario general, José María Gil Tamayo.
De izquierda a derecha, Juan Luis Martín Barrios, José María Gil Tamayo Pastoral, Amadeo Rodríguez Magro y Joan Amich. / Foto: M.J.A.
Presentación eclesial y presentación a los medios. El portavoz de la Conferencia Episcopal explicó que, siguiendo una pauta del Papa emérito Benedicto XVI, con este documento se ha diferenciado entre su presentación eclesial, a la comunidad del pueblo de Dios, y su presentación a los medios. La primera de ellas tuvo lugar la semana pasada, dentro de unas jornadas específicas en las que se analizó el documento redactado y se realizó la entrega del catecismo dentro de la celebración de la eucaristía. El presidente de la Conferencia Episcopal Española, mons. Ricardo Blázquez, entregó de manera simbólica un ejemplar de Testigos del Señor a un grupo de personas entre las que se encontraban niños, familias, religiosas, educadores o sacerdotes.
Un catecismo «para una etapa, no para unos meses». El catecismo Testigos del Señor se dirige básicamente a niños y jóvenes de entre 10 y 14 años. Aunque está encaminado a la formación previa al sacramento de la confirmación, Testigos del Señor, al igual que Jesús es el Señor, se presenta como un texto «para una etapa, más allá de la recepción de un sacramento». En este sentido, tanto mons. Rodríguez Magro como el portavoz de la CEE incidieron en que la formación catequética no es sólo una preparación para la recepción de un sacramento como la comunión o la confirmación como la formación cristiana a través de los sacramentos.
La Vigilia Pascual, eje estructural. El director del Secretariado de la Comisión de Catequesis, Juan Luis Martín Barrios, explicó por su parte que la estructura propia del catecismo Testigos del Señor se ha hecho «siguiendo el itinerario de Jesús es el Señor, que se estructuraba según los cuatro verbos específicos de la Iniciación Cristiana: conocer, celebrar, vivir y orar; en este caso nos ha parecido enriquecedor ofrecer a niños y adolescentes lo que es el núcleo del Misterio cristiano: Cristo muerto y resucitado que lo celebramos como acontecimiento central en la Vigilia Pascual». El objetivo es que, de este modo, el nuevo catecismo «ayuda al adolescente a ir creciendo y personalizando interiormente la Fe siguiendo la clave de la Luz, la Palabra, la Verdad, la Vida y el Camino» que se desarrolla en torno a las partes de la celebración de la Vigilia Pascual.
Durante la presentación de este catecismo a los medios, el obispo de Plasencia y presidente de la Subcomisión Episcopal de Catequesis, mons. Amadeo Rodríguez Magro, afirmó que aunque «un catecismo parece un instrumento interno de la vida de la Iglesia, tiene un gran interés porque recoge las claves para el cristiano, que tienen que tener una aportación necesaria desde su condición de creyente en la sociedad». En este sentido, el obispo de Plasencia subrayó que «el objetivo del catecismo, como dice su título, es éste: que nuestros chicos y chicas sean testigos del Señor allá donde estén».
El catecismo Testigos del Señor consta de 50 temas divididos en cinco partes, inspiradas en los grandes momentos del desarrollo de la Vigilia Pascual. Para facilitar su manejo, a cada parte se le ha asignado un color relacionado con la temática que desarrolla. En total, el volumen suma más de 300 páginas de las que un 34% son imágenes que se completan con unas páginas que recogen las principales fórmulas de fe y dan respuesta a 162 preguntas. Se cierra con un Oracional, conjunto de oraciones más comunes que se han ido transmitiendo de generación en generación y que los cristianos siguen rezando hoy.
