Septiembre suele retorcer cualquier estadística del desempleo en España y, especialmente, en comunidades autónomas muy turísticas como la andaluza. No hay mucho misterio: se acaba la temporada alta de sol y playa y, con ello, también los contratos temporales del verano. Sevilla, en cambio, aporta ese mes una de sus principales campañas agrícolas, la de aceituna de mesa, permitiendo así una rebaja del paro.
El guion se cumplió. En el conjunto del Estado, la sangría laboral se tradujo en un aumento del paro en un 0,45 por ciento, porcentaje equivalente a 19.720 personas, para quedar la cota en 4.447.650. En el último año, en cambio, se constata un recorte del 5,86 por ciento, o 276.705 españoles menos en la negra lista. En Andalucía, otro mal mes, y preocupa ese otro porque su mercado laboral apenas nota la cierta mejoría de los agregados macroeconómicos. Septiembre dejó un 1,05 por ciento más de parados: 10.685 empleados sin poder trabajar engrosaron el registro del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), hasta 1.029.097. No. Esa barrera del millón no hay manera de dejarla atrás, y eso debería haber ocurrido en verano, según las previsiones que manejaba el Gobierno autonómico, que finalmente no se cumplieron.
Pero el dispar comportamiento del mercado de trabajo en Andalucía y España se palpa con más intensidad en las comparaciones interanuales. Si el descenso nacional es del 5,86 por ciento, en el caso de la comunidad autónoma ese porcentaje de caída se limita al 1,94 por ciento, o 20.359 parados menos en un año. No sólo eso: es la bajada porcentual de menor intensidad entre todas las regiones españolas, salvo en la ciudad autónoma de Ceuta.
El incremento del desempleo andaluz se atribuyó a los servicios, por el final de la campaña turística de verano, con 18.782 parados más, y al colectivo sin empleo anterior (sobre todo, jóvenes que tratan de acceder por primera vez al mercado laboral, entre ellos los estudiantes que han terminado sus carreras), que sumó 2.933. En cambio, bajó en el resto de sectores, en especial en agricultura (-7.209).
Desempleados esperando a que abra una de las oficinas del SAE en la capital hispalense, en concreto en Sevilla Este. / José Luis Montero
Sobre Sevilla, lo dicho: la aceituna de mesa tiró del empleo, siendo la segunda campaña agraria en importancia laboral tras la del melocotón y la nectarina, que se recogen allá por mayo. El paro bajó en la provincia un 1,44 por ciento (3.572 personas) en septiembre con respecto al mes anterior, hasta 245.217 sevillanos sin poder trabajar.
Eso sí, en el conjunto de un año, el descenso relativo es incluso menor que el experimentado en la comunidad andaluza: -1,28 por ciento, o 3.172 personas. Una malísima evolución provincial, de las cinco peores de España.
Por sectores, el desempleo en Sevilla cayó en 2.926 personas en septiembre con respecto a agosto, en 1.258 lo hizo en la construcción, y en 805, en la industria, mientras que subió en los servicios (558) y en el colectivo sin empleo anterior (859). Y a tener siempre en cuenta: en septiembre se recuperan contratos en la industria y el ladrillo que se suspenden durante agosto por las vacaciones.
Los datos de la Seguridad Social acompañaron el descenso del paro en la provincia sevillana (13.136 afiliados más al sistema, un 2,07 por ciento, hasta 646.509 ocupados) mientras que para Andalucía hubo un recorte (en 2.758, una décima porcentual, a 2.675.010 afiliados). Y hasta en esto se distancia la comunidad del conjunto del Estado donde, pese a aumentar el desempleo, las afiliaciones crecieron, apenas siete centésimas (12.182 ocupados más, hasta 16.661.703), pero lo hicieron.
