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El PCA busca asaltar el liderazgo del feudo del a corriente crítica de IU

Sevilla es el escenario de un combate a tres bandas que se prolonga desde hace años y que ha dejado a su paso una sangría de votos. El desplome de la tercera fuerza política no es ni mucho menos un problema específico de Sevilla.

el 15 sep 2009 / 21:40 h.

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"Una de las características más acusadas de la crisis interna de IU es que la pluralidad interna ha desembocado, por desconexión social y falta de participación colectiva, en una confrontación que no se ha resuelto en clave de síntesis, sino de vencedores y vencidos. Una dinámica devastadora que ha desanimado a la base y ha generado un descrédito público". Este diagnóstico de la situación de la federación de izquierdas en Sevilla es la base de todo el proceso que se inicia ahora para elegir al líder provincial de IU y también la conclusión del documento que obtuvo la mayoría en el Consejo Provincial celebrado hace sólo una semana.

Sevilla es el escenario de un combate a tres bandas que se prolonga desde hace años y que ha dejado a su paso una sangría de votos. El desplome de la tercera fuerza política no es ni mucho menos un problema específico de Sevilla, pero la provincia no deja de ser uno de los referentes de IU, en el que no cesan de extraviarse sufragios que se reparten entre el PSOE y la abstención.

La radiografía de IU revela una enfermedad crónica fruto de la incompatibilidad entre los tres sectores en los que se divide la militancia. Y con enfrentamientos irreconciliables entre ellos que se volverán a poner sobre la mesa en los próximos meses, en el periodo previo a la asamblea que se celebrará a finales de marzo. Nadie es capaz de aventurar dónde está la salida del laberinto de la federación, una encrucijada cuya lectura parte de su situación actual.

IU es la segunda fuerza en número de concejales en la provincia, y la tercera en votos. En las últimas elecciones no logró parar la huida masiva de votantes y ni siquiera la capital resistió tal fuga, aunque haya conservado el Gobierno de la ciudad. Desde las elecciones de 2007 carece de coordinador provincial. Sebastián Martín Recio dimitió y nadie fue capaz de iniciar un proceso interno de imprevisibles consecuencias... Hasta ahora; una vez que se han resuelto las incógnitas del Federal y el Regional. Y el PC se ha impuesto.

En IU-Sevilla confluyen tres sectores bien diferenciados, casi incompatibles en algunos casos. Por un lado, la Corriente, el núcleo de Concha Caballero y Sebastián Martín Recio, encabezado ahora por Manuel Arregui. Ha crecido al socaire de su rechazo al aparato de Diego Valderas y su defensa del Llamazarismo.

El segundo bloque es el PCA. Encabezado por Juan de Dios Villanueva, tiene en la capital su principal feudo. Es el sector de Antonio Rodrigo Torrijos, José Manuel García y Francisco Manuel Silva. Corriente y PCA tienen prácticamente el mismo número de apoyos, alrededor de una tercera parte de las bases de IU. El equilibrio sólo lo rompe el tercer sector: la CUT, el núcleo de Juan Manuel Sánchez Gordillo, que se ha hecho fuerte por su papel de bisagra hasta el punto de que la figura del alcalde de Marinaleda se ha ido engrandeciendo en toda la comunidad autónoma.

Así lleva años el reparto. Y así se inicia el proceso de asambleas de las distintas agrupaciones locales. Las bases están llamadas a elegir entre los dos documentos que están sobre la mesa. El primero, firmado por el sector de Manuel Arregui y suscrito por los jornaleros de la CUT -que tienen una alianza pendiente desde la última asamblea regional-, apuesta por la movilización social, la huelga general, una dirección colegiada y una renovación interna. Sin menciones al Ayuntamiento de Sevilla ni a los resultados de las asambleas regional y estatal, dos de los ejes del segundo documento existente encabezado por Juan de Dios Villanueva y con referencias a Diego Valderas y Cayo Lara.

Todos hacen llamamientos a la unidad, pero todos preparan sus candidatos: José Antonio Núñez, por la CUT; Manuel Arregui, por la Corriente, y el PCA que articula su apuesta en torno a Villanueva. Los comunistas están convencidos de haber ensanchado su espacio en los últimos meses. La Corriente y la CUT mantienen sus apoyos, y entre los dos son díficilmente batibles por el PCA.

Del resultado de este congreso depende no sólo la estabilidad de la convulsa IU, también el respaldo orgánico al Consistorio. El grupo municipal lleva años como un islote en la provincia, con el único respaldo del Regional y con un enemigo en casa del que quiere salir lanzando la candidatura del PCA. De ahí que se resistan a la integración; quieren seguir la línea del Regional y el Federal.

Al igual que el socio Monteseirín, Torrijos es parte activa del proceso -aunque quiere eludir cualquier protagonismo-. En primer lugar, porque es uno de los temas más delicados es la relación entre PSOE e IU; en segundo, porque tras este proceso se inicia la preparación de los comicios. Y del candidato, aunque éste se elegirá en 2010.

El núcleo del PCA no tiene el mismo problema del PSOE. Le basta con conservar el control de la asamblea local. Los estatutos le confieren total autonomía -con el visto bueno necesario del Regional- para elegir al candidato sin injerencias del Provincial. Si esto no fuera así, ni Torrijos ni Silva habrían estado en las últimas listas. El apoyo de la Ejecutiva de Diego Valderas está garantizado a cualquier decisión que se adopte en la capital. Pero ese debate está ahora aparcado. Nadie quiere aludir a él. Hay que solucionar primero la crisis orgánica como punto de partida para no caer por debajo del temido 5% de los votos, el que da acceso al Consistorio.

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