Deportes

El perfil de Julio Velázquez: un entrenador precoz y amante de la disciplina

Debutó en los banquillos con 15 años y en el Murcia se ha erigido en un gran conductor de grupo. Multa a quien llega tarde o coge sobrepeso, come lo mismo que sus futbolistas y no le gustan las celebraciones.

el 09 jun 2014 / 22:48 h.

Julio Velázquez, en un partido en la Nueva Condomina. Julio Velázquez, en un partido en la Nueva Condomina. Julio Velázquez tiene 32 años y desde joven tuvo claro que lo suyo era el banquillo. Debutó en esos menesteres con apenas 15 años en el San Nicolás, el equipo del barrio de Valladolid donde se crio. Nació en Salamanca, pero a los cinco días se mudó y se siente pucelano al cien por cien. Se fue forjando como técnico en banquillos de la provincia, entre ellos el del Betis vallisoletano, el Betis CF. Luego trabajó en Regional, Tercera, juveniles y Segunda B. Pasó por Andalucía, por el Poli Ejido. En 2011 fichó por el Villarreal para dirigir su segundo filial en Tercera. Ese mismo año subió al B, que jugaba en Segunda, y en el verano de 2012 consumó su fulminante ascenso alcanzando el banquillo del primer equipo, también en la categoría de plata. Accedió al cargo de manera inesperada, por el fallecimiento de Manolo Preciado, y fue destituido a mitad de curso. Su siguiente destino fue el Murcia. Fichó en el verano de 2013 y no sabía en qué categoría entrenaría, ya que el conjunto pimentonero había bajado a Segunda B pero estaba pendiente del posible descenso administrativo del Guadalajara, por irregularidades en su conversión en sociedad anónima deportiva. El CSD falló contra los manchegos y la LFP repescó al Murcia. Velázquez, por tanto, se vio en Segunda pero con una plantilla capitidisminuida y el segundo presupuesto más bajo de la categoría, sólo por delante del Eibar. Diez meses después, ha acabado la liga regular en la cuarta plaza y es el gran favorito en el play off de ascenso. El miércoles y el domingo se enfrenta al Córdoba en la primera ronda. El éxito, dicen en la ciudad, es su forma de conducir un grupo que ha terminado siendo una gran piña, lejos de rencillas anteriores. Disquisiciones tácticas al margen (se adapta a lo que tenga), la clave es su sentido de la disciplina, que conjuga con una buena relación con todos sus futbolistas. También con los dirigentes, porque de su boca no ha salido crítica al presidente, Jesús Samper, a pesar del retraso en los pagos al plantel y otros problemas. De puertas para dentro, Velázquez es muy disciplinado, casi espartano, y aun así ha obtenido el máximo compromiso de todos sus futbolistas, desde los indiscutibles a los que han gozado de menos minutos, de ahí que se le presupone mano izquierda. Un magnífico informe publicado por el diario murciano La Verdad en marzo detalla algunos desus rasgos. Si hay que buscar un título, es que predica con el ejemplo. Velázquez multa a los futbolistas que llegan tarde al entrenamiento (20 euros cada cinco minutos de retraso), pero él es el primero en llegar a la ciudad deportiva, aproximadamente una hora y media antes de cada sesión. Los jugadores están citados más tarde y todos pasan por el gimnasio para estirar y prevenir lesiones. Luego, como si de una fábrica se tratase, fichan, en este caso firmando en una lista que maneja el delegado en todos los entrenamientos. Velázquez y sus ayudantes controlan con rigor el nivel de grasa de sus futbolistas (alguno ha pasado doce tests en lo que va de curso). Si uno suspende, multa de 150 euros que te crio, susceptible de subir a 300 si no mejora a corto plazo. Lo curioso es que el técnico y sus ayudantes toman exactamente lo mismo que los futbolistas cuando todos comen juntos antes de un partido o en una concentración. Al futurible verdiblanco, por cierto, no le gusta que los jugadores usen el móvil o similares en esas comidas, aunque tampoco lo prohíbe expresamente. Velázquez no es amigo de algarabías ni celebraciones colectivas. Si hay alguna, prefiere que no sea por la noche, para evitar tentaciones. Esta temporada sólo hubo dos excepciones, una cena en Navidad y la otra en febrero tras poner fin a una mala racha de resultados. Así es Velázquez, un hombre que apuesta por la naturalidad en la relación con los futbolistas y el entorno, que no concentra a los suyos antes de los partidos en casa (ni siquiera almuerzan juntos) y que rehúye de grandes titulares ante la prensa.

  • 1