Cultura

«El periodismo, si no es rebelde, independiente y honesto, pierde su identidad»

El año pasado ha sido uno de los mejores para Guillermo Busutil: recogió su premio Unicaja de artículos periodísticos y dio mucho que pensar con sus literarias ‘Noticias del frente’

el 03 ene 2015 / 16:00 h.

bin_33673282_con_16606263 El periodista como francotirador, la columna como trinchera. La palabra como arma, en este caso para defenderse de la agresión múltiple que bautizamos con el eufemismo crisis. Así plantea Guillermo Busutil (Granada, 1961) su serie recogida en el volumen Noticias del frente, y publicada por Tropo Editores. El autor, además, recogió recientemente el premio Unicaja de artículos periodísticos. –Tal y como están las cosas, ¿todo el periodismo se ha convertido en periodismo de combate? –Creo que la mayoría del periodismo es rehén del poder económico y del poder político. Se divide entre los que transmiten la propaganda oficial y los que proponen la anestesia de la frivolización del entretenimiento popular. Aún así quedan algunos medios y periodistas inconformistas que combaten las mentiras y los placebos de la realidad. –Ganó el premio Unicaja con una encendida defensa de los libreros. ¿Otras víctimas del conflicto? –Junto con los derechos sociales, la verdad y la dignidad, la cultura es una de las grandes víctimas de la guerra macroeconómica. El empobrecimiento del conocimiento, la desaparición de las voces insumisas y de las fuentes de pensamiento favorecen siempre la sumisión al poder. La incapacidad para rebelarse. La lectura es un arma de pensamiento, una linterna contra la ceguera y la oscuridad. Pocas cosas tan peligrosas como un libro, un hombre. Los libreros, como los auténticos escritores, son los últimos byronianos que nos quedan. –¿Cree que el hecho de que el lenguaje se militarice es la mejor prueba de que estamos en guerra, o en algo parecido a una guerra? –Hace tiempo que la política convirtió el lenguaje en una forma de militarización ideológica. Cada partido tiene su munición semántica. Los intelectuales también lo hicieron. El poder y la resistencia tiene sus términos. Cada palabra es una bala, una granada. Entre la Economía y el Humanismo, el lenguaje ha existido como campo de batalla. Pero lo que más representa la guerra que nos ocupa es la realidad que cada día nos estalla una pérdida, una mutilación, una derrota, las ruinas de un paisaje en el que hace poco habitaba algo parecido al sueño de la felicidad. –¿Y qué ha hecho mal el periodismo –si ha hecho algo mal– para vérselas tan negras actualmente? –Traicionarse a sí mismo. Cuando el periodismo se colocó el mismo esmoquin que la economía y la política para compartir el banquete y la ambición de poder vendió su alma al diablo. El periodismo si no es rebelde, independiente y honesto, carece de sus señas de identidad. Del sentido de su lucha. Su otra gran culpa ha sido devaluar la experiencia y la capacidad de preguntar y de saber contar. El culto económico a la mediocridad y al acomodo son dos viejas enfermedades que impiden el auténtico progreso de este país. – ¿Y la literatura? ¿Hay excusa hoy para permanecer en la torre de marfil? – La Literatura con mayúsculas se ha exiliado en el ensayo, en la voz disidente de algunos autores y en la honestidad cultural de las editoriales medianas. Hoy día la torre de marfil la habitan los lectores y los editores que insisten en convertir en literatura lo comercial, la fama televisiva, la iconografía estética de los autores, la efímera modernidad. La verdadera literatura se escribe a contracorriente, dinamitando los géneros, y sobrevive del prestigio de la batalla de cada libro. –Hay quienes todavía opinan que periodismo y literatura son agua y aceite. ¿Qué les diría, aparte de que lean Noticias del frente? –El periodismo y la literatura son lenguajes siameses. Parten de una misma manera de mirar y de preguntar, aunque uno edite la realidad y el otro la fabule. Pero ambos se mestizan y se enriquecen cuando coinciden en la fuerza del lenguaje, en la indagación de lo que hay detrás de la realidad y en la pasión de contar. De ahí el auge del periodismo narrativo. –Lo poético también está muy presente en sus artículos. ¿Es un modo de compensar el desánimo general? – La poesía está en todo. Incluso en la sequedad de la prosa. Es una forma de mirar y de explorar aquello que se indaga y que se siente. Cada palabra es, en sí misma, una caricia y un crochet de izquierda. Saber cual de ambos latidos debe imperar al escribir es lo que hace que lo poético humanice el lenguaje, que desnude la piel de la palabra para que el lector, además de pensar, también sienta. La poesía está en todo. Incluso en la sequedad de la prosa. –La batalla continúa. ¿Habrá segunda parte de Noticias del frente? –No lo sé. De momento sigo en el frente, dando noticias de las batallas que no cesan, a pesar de que nos digan que se ha decretado un definitivo Alto el fuego. Pero escriba Noticias o Relatos, no te quepa duda de que continuarán siendo combates que respiren humanidad, esperanza y coraje.

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