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El 'pesao' del Cabildo General

Si yo fuera sociólogo, (...), para encontrar encefalogramas planos o índices de inteligencia gagás cien por cien, acudiría a los Cabildos Generales de las hermandades...

el 15 sep 2009 / 21:40 h.

Si yo fuera sociólogo, (que lo soy, pues con los años que tengo y lo vivido que estoy, pienso que el Nobel me lo darán un año de estos), para encontrar encefalogramas planos o índices de inteligencia gagás cien por cien, acudiría a los Cabildos Generales de las hermandades, donde a cambio de cincuenta segundos en el uso de la palabra y que el nombre del interviniente salga en el acta, se sueltan chorradas como estas: "Que conste mi enhorabuena a los señores priostes, por esos altares de cultos tan maravillosos y el exorno de nuestros pasos"; o "quiero que el hermano mayor me explique por qué la tarde de la estación de penitencia, donde está prohibidísimo que entre la gente en el templo, estaba su mujer y su cuñada con unas amigas asomadas en el coro", u, otra perla como, "al señor mayordomo que me explique cómo de gastos varios se han pagado 2.859 euros, y por comisiones bancarias que nos metan 32,54 euros" y así todo lo que a ustedes se les pase por la cabeza, que se quedarán cortos.

El pesao del Cabildo general es imposible que se quede callado; sueña, anhela, se deshace con que llegue el soñado punto del orden denominado "Ruegos y preguntas" y es entonces cuando se venga. Solamente me consta un ruego y una pregunta dignas de mención, cuando en una rendición de cuenta de una sociedad anónima, un accionista, en el susodicho turno dijo, "ruego: ¡dividendos!", "pregunta: ¿cuándo?". Juntas de Gobierno, haced el favor de quitar ruego y preguntas, que así a las 22.30 horas todos al bar o a casita.

José María Font es abogado

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