El superávit de la Diputación en 2012 no sólo buscará reactivar la economía de la provincia. Ese cometido fue el principal argumento que ha esgrimido el presidente de la entidad, Fernando Rodríguez Villalobos, desde que llamó hace un año por primera vez a las puertas del Ministerio de Hacienda para que ese dinero sobrante no fuera, como se indicaba por ley, a los bancos, sino a un plan de empleo. Pero, dentro de ese cometido, hay un segundo, que es el mantra de la institución provincial: repartir la inversión de manera que se vean más beneficiados aquellos municipios más pequeños y aislados y se vayan limando así las desigualdades entre territorios. Esa estrategia se ha seguido año a año con los planes provinciales y se ha ejecutado a la hora de destinar los 39,2 millones de euros del Plan Supera.
Eso no quita, por ejemplo, que los municipios de mayor población sean los que se lleven mayor porción de la tarta. De hecho, las tres ciudades sevillanas excluyendo la capital hispalense, Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra y Utrera, son las únicas que percibirán más de un millón de euros. Cinco veces más que los pueblos más pequeños de la provincia, caso de El Madroño, Lora de Estepa o El Garrobo, que de todos modos percibirán cantidades superiores a 200.000 euros. La compensación se detecta si se circunscribe a la inversión por habitante. Mientras Dos Hermanas recibe 12 euros por persona, El Madroño percibirá 667 euros por habitante.
Villalobos recordó, en la presentación del plan hace unos días, que con ese reparto se quiere primar a los pueblos que tengan más carencia de servicios o estén más aislados. Y eso también se detecta en las comarcas. La Sierra Norte en su conjunto tiene una inversión por habitante dos veces superior a la de la Sierra Sur en esa ecuación juega que hay municipios más dotados en servicios en esta comarca como Osuna, Estepa y Morón y hasta cuatro veces más que el Aljarafe, pese a que en el recuento global sea este último territorio el que se lleve una cuarta parte del superávit (más de 10 millones).
Pero, más allá de ese reparto, lo que preocupa más en la Diputación es que se vayan cumpliendo los plazos de la que consideran «la mayor inversión de la historia en los pueblos»: el tiempo no corre a favor de los municipios, que tienen hasta el 31 de diciembre para finalizar las obras con cargo a este plan. De hecho, la llamada constante a los alcaldes es que tengan hechos sus deberes y no apurar los plazos para solicitar el dinero (15 de abril), presentar los proyectos (30 de mayo) y adjudicar los trabajos (1 de octubre). La Diputación ya avisa: tratará de ser flexible con los plazos de finalización, pero los marca la ley estatal y ese es final de año. De momento, quienes corren son los responsables de la institución provincial, que aprobará las bases del Plan Supera en el pleno de la próxima semana, para que se publique en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) en el plazo máximo de 72 horas. Adelantándose a la jugada, también ha facilitado un correo electrónico (plansupera@dipusevilla.es) para resolver las dudas de los ayuntamientos sobre la gestión de los proyectos con la particularidad de que serán los propios consistorios los que gestionen las obras y proyectos.
A la espera de que se aprueben las bases, la Diputación avanzó unas recomendaciones sobre a qué se puede destinar el dinero, con siete supuestos en los que el Estado puede invertir y que, a su juicio, serían los más generadores de empleo: saneamiento y abastecimiento de aguas; recogida y tratamiento de residuos; alumbrado público, vías públicas, parques y jardines; caminos vecinales y rehabilitación y reparación del patrimonio municipal.
