Llueve sobre mojado. Quizás por eso, cada vez sorprende menos que un dirigente del Partido Popular arremeta contra los andaluces en un ejercicio tan ridículo como perjudicial para sus intereses electorales. Las hemerotecas están repletas de frases célebres de políticos del PP con las que se han afanado en ridiculizar al pueblo andaluz, tirando de tópicos manidos y falsedades que en ningún caso se corresponden con la pujante realidad del territorio más poblado de España. Las últimas declaraciones de la Presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en las que sostiene que los andaluces y extremeños viven a costa de los impuestos que aportan los madrileños suponen, además de una temeridad por tratarse de un servidor público, una falta de respeto a todos los ciudadanos de Andalucía en un asunto de tanta trascendencia como la financiación, con la que se prestarán servicios básicos como la educación o la sanidad. Y esto ocurre mientras los responsables de su partido en Andalucía guardan un vergonzoso silencio, incapaces de censurar conductas que sólo contribuyen a hundir las expectativas electorales del PP en esta tierra. Juan Carlos Aparicio, Alejo Vidal-Quadras, Manuel Pizarro, Ana Mato, Monserrat Nebrera y Esperanza Aguirre por partida doble se han despachado a gusto contra Andalucía, con un falso sentido de la superioridad tan marcado como su propia ignorancia sobre la realidad. La persistencia de los dirigentes del PP en el error de meterse con Andalucía es, paradójicamente, lo que mejor le viene a los socialistas para continuar gobernando con el respaldo de los votantes. Javier Arenas, presidente regional y Vicesecretario Territorial, debería reflexionar muy seriamente sobre la errática estrategia de su partido de cargar continuamente contra los andaluces con tanta arrogancia como desconocimiento. En la financiación le han dejado solo denunciando que el acuerdo es malo para Andalucía. Ellos verán
