La ultraderecha se adentra entre las bases del PP para movilizar a los más críticos contra Mariano Rajoy. Al menos eso denunciaron los populares vascos, que aseguraron sentir "vergüenza ajena" por la protesta del viernes a las puertas de la calle Génova.
La concentración del viernes en apoyo a la presidenta de PP vasco, María San Gil, y en la que se pidió la dimisión de Rajoy, fue según dirigentes vascos afines al líder del PP, una "maniobra de manipulación" hacia las bases del partido por "grupos de ultraderecha y determinados medios de comunicación".
Fuentes internas del PP vasco tacharon de "impresentable" la concentración y, tras expresar su "confianza" en Rajoy, lamentaron que haya "una campaña para desacreditar al partido" y a su líder. Dicha campaña, afirmaron estas fuentes, fue "orquestada desde fuera" y aunque cuenta con apoyos "desde dentro" del PP, éstos no tienen "ninguna representación de las bases".
La protesta ante la sede del PP provocó "un sentimiento de vergüenza ajena a muchos cargos" del PP de Euskadi, desde los que se atribuye este acto a "grupos de ultraderecha que tratan de manipular al electorado". "Si no, no se entiende", explicaron.
Mientras, parece que el fin de semana calmó un poco las aguas turbulentas en el seno del PP. Algunos de sus dirigentes, como su portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, o el presidente de La Rioja, Pedro Sanz, confían en que el congreso nacional de junio sirva para fortalecer el PP y confeccionar un proyecto ganador. Sin embargo, el consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, rebatió esta tesis y afirmó que es imposible negar que hay un "deterioro" de la imagen del partido.
A la espera de que el líder del PP, Mariano Rajoy, vuelva a intervenir en un acto público -hoy en la clausura de un acto de Nuevas Generaciones-, las voces más críticas con la situación del partido se escucharon desde fuera, es decir, desde el PSOE.
Su medicina. El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, está convencido que el líder del PP sufre ahora desde dentro de su propio partido la "medicina" que usó para atacar al Gobierno en los últimos cuatro años: la medicina de la "división".
Asimismo, Blanco señaló que "lo mejor" para los socialistas es que "Rajoy continúe mucho tiempo al frente del PP", si bien, según remarcó, no es quién para dar consejos al principal partido de la oposición, salvo que, a su entender, para resolver la "división" del PP lo más conveniente es "la democracia, la transparencia y el sentido común".
