Salud

El precio de nacer sordo y poder oír

Los padres de niños con implantes cocleares y audífonos recuerdan que la Seguridad Social no paga ni los repuestos ni las baterías y se sienten ahogados económicamente

el 28 feb 2015 / 16:00 h.

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Niños nacidos sordos con implantes cocleares en una de las clases de la asociación Aspas. / José Luis Montero Niños nacidos sordos con implantes cocleares en una de las clases de la asociación Aspas. / José Luis Montero Los padres de los niños sordos que están consiguiendo oír gracias a la tecnología han celebrado el Día Internacional del Implante Coclear. Sin embargo, la celebración resulta agridulce porque, si bien estos modernos aparatos logran el milagro de que niños sin audición ninguna escuchen las palabras de cariño de sus madres o su música preferida casi como si no les ocurriera nada, el mantenimiento, los repuestos y las baterías no están sufragadas por la Seguridad Social y su precio no es barato. Menos cuando los pacientes son niños y las roturas y las pérdidas son frecuentes porque simplemente juegan. Algunos padres de la Asociación de Padres y Amigos del Sordo de Sevilla (Aspas), que atiende a 73 personas con problemas de audición de la provincia quieren expresar en esta efeméride su malestar por los gastos que conlleva la conservación y el buen funcionamiento de estos implantes cocleares y de los audífonos. Un cable de implante coclear, explica una de las madres, Raquel Feria, se rompe hasta dos y tres veces al año y cuesta 100 euros. Una bobina supera los 300 euros, un repuesto de batería 290 y el procesador externo del sonido unos 8.500 euros. «En el contexto actual es fácil que haya niños obligados a desconectar el implante», expone. Al menos en teoría: para casos en los que solo entraban 800 euros al mes en la familia Aspas contactó incluso con el programa de Toñi Moreno. Entre todos en busca de fondos que aportaron los oyentes solidarios, explican desde la organización. Además explica Aspas que los niños sordos con estos implantes tienen necesidades diferentes que los sordos «de hace 20 años», ya que no necesitan aprender la lengua de signos ni intérpretes. El problema es incluso más acuciante para los niños con audífonos, ya que la financiación pública se acaba cuando cumplen 16 años y a partir de ahí cada cuatro años las familias deben renovarlos a un precio de 4.000 euros o resignarse a la sordera –tan traumática como si se queda de golpe sin oír una persona sana– del paciente. Cada año, según datos de Aspas, nacen en España 2.500 niños con sordera. El 8 por ciento de la población tiene problemas auditivos. Los límites en la financiación pública suponen un quebradero de cabeza para los padres, que, en muchos casos no quieren resignarse a un solo implante coclear –con dos el niño oye mejor, como cualquiera con dos orejas– y deben recurrir a la sanidad privada para el segundo de estos aparatos casi biónicos, a un coste de 30.000 euros. Es el caso de Beatriz Sánchez, madre de una hija de 5 años y un hijo de 3, ambos con implantes cocleares para poder oír. Los 60.000 euros de los segundos implantes han supuesto «lo mismo que comprar dos pisos en estos tiempos» y se enfrenta, por el bienestar de sus hijos, a renovar la hipoteca coclear en cuanto queden desfasados los dos audífonos que no financia la Seguridad Social. Otros padres, como José (nombre ficticio a petición expresa del progenitor) proponen que Aspas no se limite a pedir más financiación pública, sino a organizar campañas de crowdfunding (microfinanciación) para lograr recursos. «Los 10 trabajadores de Aspas hacen maravillas con los pocos recursos que proporciona la Junta de Andalucía, trabajan a destajo [en clases de apoyo, logopedia, etcétera] y yo me pregunto:‘¿Qué puedo aportar yo’». Este padre está maravillado «con el milagro de que, tecnológicamente, un sordo pueda oír», pero a la vez envidia la «organización» de los ciegos, el gigante de la ONCE.

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