El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, pronunció ayer un discurso ante la Ejecutiva de su partido con el que trató de levantar el ánimo de sus compañeros, quienes dijeron haber salido satisfechos y cerraron filas en torno al jefe del Ejecutivo. No faltaron, sin embargo, las peticiones de mayor coordinación, explicaciones y responsabilidad.
Varios dirigentes calificaron de "intensa" la cita, la más larga de la legislatura. La Ejecutiva socialista se reunía después de una semana en la que todo fueron datos negativos para el Gobierno, tanto los económicos como las encuestas.
Zapatero, tras realizar una reflexión sobre la inmediatez de la información en el mundo actual, trató de poner en valor los datos positivos de la economía real española frente a la financiera y no dejarse llevar sólo por el flujo informativo. Según las fuentes socialistas consultadas, el presidente expuso que los grandes problemas económicos tienen su origen en las políticas del PP, por haber apostado por un modelo que se basaba en el urbanismo y recordó la Ley del Suelo de la época de Aznar. En esta crítica al PP también apuntó su falta de aportaciones para salir de la crisis y les acusó de utilizar el "todo vale" con tal de desgastar al Gobierno. Entre quienes intervinieron tras Zapatero estuvo el presidente de Castilla La-Mancha, José María Barreda, quien la semana pasada aconsejó a su líder que remodele al Gobierno. Barreda expresó ayer su "incomodidad" por las reacciones que han suscitado sus palabras y aseguró que no pretendía "colaborar con ninguna crisis ni desestabilizar al Gobierno".
Sin embargo, en una entrevista en televisión también ayer, el líder manchego volvió a dar juego a la oposición al reflexionar que "hay que recordar que los buenos gobernantes no piensan en las elecciones, sino en qué decisiones de hoy van a influir en nuestros hijos, como con el tema de las pensiones y jubilaciones".
