El rearme ideológico del PSOE arrancó ayer en Fibes. Los socialistas quisieron convertir el acto de presentación de su candidato de Sevilla, Juan Espadas, en una demostración del músculo del partido que sirviera para movilizar al electorado desmotivado y levantar el ánimo del militante convencido. Unas 2.000 personas, que abarrotaron Fibes, respondieron a esta llamada y participaron de una escenificación de un partido que busca esquivar el desgaste producido por la crisis económica poniendo en valor su discurso “más social” y delimitando las diferencias con “la derecha ultraconservadora” del PP.
Espadas, arropado por el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, por decenas de asociaciones y por militantes de todas las agrupaciones de la capital, enarboló la bandera de las políticas sociales, hizo un llamamiento al optimismo, situó los barrios, especialmente los más desfavorecidos, como su prioridad si obtiene la mayoría en mayo y abogó por un gobierno que deje a un lado los grandes proyectos y obras de la época de bonanza y centre una etapa de “vacas flacas” en el sector productivo y en la creación de empleo.
Para este rearme ideológico, el candidato socialista introdujo quizá su discurso más agresivo desde su designación como candidato, marcando claramente los límites con su adversario, Juan Ignacio Zoido, de quien habló aunque prácticamente sin mencionarlo: “No es fiable un candidato que oculte su ideología ultraconservadora, que defiende el mercado frente al interés público y que tiene una falsa preocupación por arreglar una farola o una rama. La mayoría deberá decidir si se moviliza contra el silencio ideológico que promueven algunos y que con su abstención otros tomen las riendas. En los tiempos duros, llegan los salvapatrias que dicen tener soluciones mágicas que no aplican”.
El punto de partida de su proyecto serán los doce años de gobierno de Alfredo Sánchez Monteseirín. Espadas, al igual que Griñán, volvió a aplaudir ayer la “valentía” del alcalde y a poner como ejemplo su modelo de construcción de VPO, la aplicación de la Ley de Dependencia, las políticas de igualdad, “la transformación del tráfico” o la labor realizada en los barrios. “Hemos cometido errores y tenemos asignaturas pendientes.
Pero el relevo del testigo es para profundizar y corregir aquello en los que no hemos equivocado, porque somos humanos. Vamos a hacer un proyecto adaptado a una nueva realizad socioeconómica frente a un PP que quiere dedicarse a gestionar el día a día sin complicaciones y a vivir de las rentas”.
El 22 de mayo será el punto de inflexión. Entre una continuidad, aunque adaptada a una nueva situación que obligará a una mayor colaboración con la iniciativa privada en todos los proyectos que se lleven a cabo, y un giro hacia otro modelo. Una diferencia que Juan Espadas reflejó en un largo listado de contrastes entre las políticas que pondrá en práctica el PSOE y las que llevaría a cabo el PP: transporte público frente al desarrollo del vehículo privado; reequilibrio de los barrios frente a una política de inversión sólo en los más rentables; urbanismo social frente a un urbanismo especulativo; una gran zona verde o 20.000 viviendas en Tablada; políticas sociales y públicas o al dictamen de los mercados... Griñán lo resumió en una de sus intervenciones: “Nosotros hemos hecho muchas cosas entre Manuel del Valle y Alfredo Sánchez Monteseirín. En medio sólo se hacía una obra al año: la portada de la Feria de abril”.
Espadas, aunque tímidamente, incluso se lanzó a difundir algunos de sus proyectos de futuro: el río, con un plan de recuperación del Guadalquivir tramo a tramo que continúe la gestión de estos doce años; un programa de liderazgo metropolitano por parte de la capital andaluza; el impulso de la innovación en turismo y la construcción; el desarrollo de medidas para atraer a los jóvenes como unas becas Talentia municipales, la descentralización definitiva de la administración local o un modelo de colaboración entre Sevilla y Málaga basado en la experiencia de las dos universidades.
Hasta qué punto cale este mensaje entre su electorado será determinante para un PSOE que dirige claramente su mensaje hacia los barrios y hacia los distritos en los que se juega los comicios de mayo. Donde están las mayores bolsas de votantes y donde el fantasma de la abstención aparece con más nitidez en todos los sondeos. Ayer, los mencionó a prácticamente todos con una alusión a sus planes de futuro para estos barrios que se reflejarán próximamente en un programa electoral por distrito. Entre ellos, el modelo de interculturalidad de San Jerónimo; un urbanismo productivo en Miraflores, las mejoras de las comunicaciones en Bellavista y, sobre todo, una “transformación” en Este-Alcosa y Torreblanca, el triángulo en el que Zoido y Espadas se juegan buena parte de sus opciones a la Alcaldía de Sevilla.
De todos estos barrios llegaron ayer autobuses a Fibes para que participaran en este relanzamiento de una siglas que arrastran un importante desgaste. Se les había preparado una cita innovadora, un formato menos pesado que el tradicional mitin consistente en un diálogo entre Griñán y Espadas con una periodista como moderadora y con vídeos intercalados. Pero los problemas organizativos, los fallos de sonido y un enrevesado modelo de tertulia dejaron en evidencia el precio inicial que se debe pagar al abogar por una completa renovación de formas, de fondo y de rostros.
Y en medio de este escenario volvió a emerger la figura de Alfonso Guerra. Con un mensaje propio – “Espadas proporcionará a la ciudad el equilibrio entre el respeto a la tradición y la modernidad” – y con una presencia simbólica, ya que Griñán presentó a Espadas como “un hijo de las políticas sociales que hicieron en la época de Felipe González y de Alfonso Guerra”. Él se llevó probablemente la mayor ovación de la tarde por parte de unas bases a las que aún le falta una cierta conexión con su candidato.
En esto se ha centrado precisamente Espadas durante los primeros cinco meses como candidato. En fomentar una proximidad con el electorado que quiere convertir en su seña de identidad: “Los ciudadanos tienen que ser más protagonistas. Esa debe ser nuestra gran revolución, un modelo más descentralizado de Ayuntamiento para que cada distrito, asociación y entidad tenga opción de tomar sus decisiones (...) Quiero que se me recuerde como el mejor alcalde de Sevilla, el más cercano, el que supo escuchar, poner voz y responder a las inquietudes, el que tenga claro que el protagonista no es el alcalde sino la ciudad”.
Le quedan apenas cuatro meses para lograrlo y remontar un escenario adverso. Un sprint que empezó precisamente ayer.
