La ejecutiva provincial del PSOE del pasado martes, la primera tras el 20-N, giró sobre dos ejes: en medio de una "gran derrota" se tenía que poner en valor la resistencia socialista en la provincia; y en el complejo escenario interno, la Ejecutiva debía mostrar su "fortaleza" y "unidad". Sin embargo, no faltaron las voces críticas a un planteamiento que un sector del partido ve demasiado optimista ante "el desastre electoral" y los primeros problemas internos tras los comicios. En este caso, la fractura llega a través de las Juventudes Socialistas de Sevilla y por extensión las de Andalucía, con direcciones con una estrategia común. La organización provincial acabará controlada por una gestora impuesta desde Madrid tras un movimiento contra su secretario provincial, Alejandro Guerra, rechazado por él y por la dirección regional, en manos de Juan Carlos Ruiz -de Triana-.
Pero, lejos de quedar en un movimiento interno, el responsable provincial, Alejandro Guerra, apuntó en la ejecutiva del miércoles, de la que forma parte, directamente al PSOE-A. Acusó a la número dos de los socialistas, Susana Díaz, de dirigir este movimiento e incluso habló de "presiones" a dirigentes para que se enfrentaran con la dirección de la agrupación y apoyasen su cese. El mismo Guerra fue uno de los que apoyó recientemente a la dirección de la agrupación Macarena ante el amago de una moción de censura. La ejecutiva provincial, contra la que no hubo críticas, se limitó, según varias fuentes, a defender que no debe haber intromisiones en la autonomía de Juventudes.
La crisis de las Juventudes Socialistas de Sevilla tiene su relevancia interna en un escenario precongresual como el que se inicia ahora. A la organización le corresponden siempre un 5% de los delegados de las citas que se celebren en todos los niveles. Y la federación de Sevilla controla el 30% de la andaluza. Además, tienen plazas en las ejecutivas. Fuentes próximas al núcleo que ha dirigido la revuelta interna y fuentes de la dirección regional socialista minimizaron lo ocurrido y apuntaron que se trata de un enfrentamiento interno por desavenencias personales que estalló en la elaboración de la lista al Congreso. La dirección de Juventudes se quedó sin sitio en Sevilla tras rechazar el décimo puesto. Desde la dirección provincial del PSOE se consideró esta crisis como una situación aislada sin relevancia en una estructura "unida" que sigue ganando elecciones. "Aquí no hay que hacer llamamientos a la unidad, porque es una provincia cohesionada. No existe desunión", apuntaron fuentes de la Ejecutiva que subrayaron que, en cualquier caso, los resultados invitan a un "debate profundo y tranquilo" con la mirada puesta en las autonómicas.
Si bien no hay un movimiento crítico articulado, sí hay voces. Hoy quien fuera candidato a las primarias, Luis Ángel Hierro, ha convocado a alcaldes y secretarios generales a la presentación de un libro que apunta a una reforma profunda de la socialdemocracia.
