Pasada la una y media de la tarde de ayer volvió a abrirse al tránsito peatonal el Puente Romano de Córdoba tras una intensa reforma a la que se ha visto sometido durante los dos últimos años. Construido en el siglo I d.C., bajo dominación romana, el puente ha sido reformado varias veces. En este caso, la intervención de la Junta, proyectada por el arquitecto Juan Cuenca y con un presupuesto de 13 millones, ha provocado cierta polémica.
La reforma estructural del puente ha devuelto a la piedra su color original y ha recuperado algunos elementos importantes como un decimosexto arco que había permanecido oculto durante décadas y "detalles de su historia que habían sido tapados a principios de año con una piel de mortero de cemento", según Cuenca. La vertiente más estética de la reforma es la que ha concentrado las opiniones más contrarias, que cuestionan el uso de granito rosa de corte industrial para el pavimento, los nuevos pretiles y la sustitución de las tradicionales farolas por faroles a ras de suelo. Tanto el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, como la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, aseguraron ayer que los cordobeses "se acostumbrarán" a esta nueva imagen de un puente del que quedaban escasos detalles romanos tras las reformas sufridas especialmente en la época califal, tras la Reconquista y a principios del siglo XX.
La visita de Manuel Chaves para inaugurar esta reforma congregó además de a curiosos a miembros de la Plataforma en Defensa del Puente Romano que cuestionaron la obra al considerar que se ha hecho un "puente nuevo donde había uno romano". Chaves defendió la actuación que calificó de "escrupulosa en el respeto a este antiguo puente" y cuestionó a aquéllos que le increparon con insultos durante la inauguración. Entre los miembros de la plataforma en defensa del puente se pudo ver ayer a personas relacionadas con la plataforma Peones Negros. La reforma tiene otros detractores como el catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba, Desiderio Vaquerizo, que criticó la intervención en la "epidermis del puente" y dejó en el aire la posibilidad de que ésta incumpla la ley. Vaquerizo llegó a poner el ejemplo del Teatro de Sagunto, cuya reforma deberá ser demolida por orden del Supremo.
