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El rastro del caso Marta

Un año después siguen sin apagarse las dudas sobre qué le ocurrió a Marta, aunque las grandes cifras del caso dibujan una implicación social, policial y judicial nunca vistas. El Correo analiza las claves del crimen

el 16 ene 2010 / 21:38 h.

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Un año después, la familia de Marta del Castillo todavía la busca. Aunque ya sin esperanza. El próximo domingo se cumplirá el primer aniversario de una desaparición que conmocionó a toda España y que tras el dolor ha traído frustración: ahora ya se sabe que Marta no está viva, pero su cuerpo sigue sin aparecer pese a los esfuerzos por buscarlo.

Marta, de 17 años, salió de su casa la tarde del sábado 24 de enero de 2009 después de chatear por internet con una amiga. Su familia no volvió a verla. Sus padres y sus amigos le pidieron que volviera durante tres semanas, cuando mantenían viva la esperanza de que se hubiera marchado o alguien la retuviese. Los medios de comunicación e internet difundieron y amplificaron su llamada con una intensidad sin precedentes: se sucedieron los mensajes, las manifestaciones, las cadenas en los foros sociales...

Todo quedó atrás cuando al vigésimo día fue detenido Miguel Carcaño, el ex novio de Marta, que confesó haberla matado e implicó a sus amigos Samuel y El Cuco, que a su vez acusaron al hermanastro de Miguel y a su novia. Los detalles de la investigación policial y las declaraciones de los cinco detenidos comenzaban a dar idea de la complejidad del crimen. Entonces empezó otra odisea: buscar el cuerpo de Marta.

Era más doloroso, pero necesario para cerrar el dramático círculo en el que viven sus padres: el río, la planta de residuos de Alcalá, el descampado de Camas junto a la casa en la que vivía Miguel con la familia de su novia... todos los rastreos han sido en vano. Las pistas que se han seguido han llevado a callejones sin salida. Y un año después, el cadáver de la joven no ha sido encontrado. Los padres de Marta siguen haciendo llamamientos, pero esta vez a los detenidos para que confiesen dónde ocultaron a su hija. Y a las autoridades, a las que exigen que se endurezcan las condenas en crímenes como éste.

En paralelo, las tesis sobre qué le ocurrió a Marta se mezclaron con versiones contradictorias de los detenidos que añadían la posibilidad de que hubiera sido golpeada, amenazada y violada, e introducían dudas sobre el traslado del cuerpo. Y se mezclaban nuevos personajes, como la familia de la novia de Miguel, que acrecentó la confusión con una nueva versión. Un año después, el crimen sigue a la espera del juicio que intentará establecer qué le pasó a Marta, algo aún difuso pese a que las grandes cifras del caso revelan una implicación social, policial y judicial sin precedentes. Pero sus padres siguen sin recuperarla. Ni viva, ni muerta.

358 días sin Marta. La familia de Marta del Castillo la vio por última vez hace 358 días en el portal de su casa, donde hoy hay un rosal plantado en su memoria. La chica, de 17 años, rubia y de ojos verdes, salió a las cinco de la tarde vestida con vaqueros, jersey crudo, cazadora negra y pañuelo palestino rosa porque la esperaba Miguel Carcaño para ir a Triana. La Policía inició dos líneas de investigación: barajaban tanto una huida voluntaria como una agresión de su entorno cercano. La descripción de Marta se difundió rápidamente por si alguien la veía. Su ropa se buscaría después en el Guadalquivir, cuando Miguel admitió haberla matado y tirado al río con ayuda de sus amigos Samuel y El Cuco; y en el vertedero de basuras cuando varió su historia y dijo que la arrojaron a un contenedor. Se buscaron luego indicios de que hubiera estado enterrada en Camas. Durante tres semanas cientos de voluntarios escudriñaron por toda España el rostro de niñas que se parecían a ella, y más tarde recorrieron ciudades y campos buscando las prendas que vestía aquella tarde. Internet recabó miles de mensajes de apoyo. En los cuatro primeros días, los dos eventos insertados por sus amigos en Tuenti registraron un millón de visitas.

5 imputados en el caso. A los 20 días del crimen la Policía detuvo a Miguel Carcaño, que confesó haber matado a Marta golpeándola con un cenicero después de una discusión por celos. El teléfono de Miguel estaba pinchado y su casa había sido registrada, pero hasta que no llegaron los resultados de las cientos de muestras que la Policía Científica sacó de su habitación y de la ropa que llevaba esa noche no pudo abrocharse la acusación: fue la sangre de Marta en el bolsillo de su cazadora, donde había guardado el objeto con el que la golpeó, lo que condujo a su detención. Entonces Miguel declaró que cuando se dio cuenta de que Marta estaba muerta se asustó y llamó a Samuel Benítez y a El Cuco, un chaval de 15 años, para que lo ayudaran a deshacerse del cuerpo llevándolo en una moto. Ambos fueron arrestados también, y este último añadió en su testimonio ante la Policía que cuando llegaron a la casa el hermanastro de Miguel, Javier Delgado, también estaba allí y fue quien decidió cómo actuar. La última en ser detenida fue la novia de Javier, María García, acusada al igual que su pareja de intentar ocultar lo ocurrido. Un año después, de los cinco imputados sólo uno, Miguel Carcaño, sigue en prisión.

100 lugares de búsqueda. "Hemos buscado a Marta en más de un centenar de sitios", confesó a este periódico el jefe de la Policía Judicial, Manuel Piedrabuena, responsable de la investigación. Primero se indagó por el barrio, en estaciones de tren y autobús, en aeropuertos. La foto de Marta se difundió por toda España por si alguien la veía y se siguieron varias pistas. Se rastrearon descampados y pozos, se acudió a otras ciudades donde había gente que creía haberla visto. Tras la confesión del crimen se escudriñaron el río, el vertedero y Camas, se siguió buscando en campos y arroyos, se peinaron descampados junto a la casa de la joven. Surgió el rumor de que el hermano de Miguel trabajaba en un centro de salud que estaba en obras y se inspeccionó por si podía haber servido para esconder el cuerpo. Se buscó en la empresa de limpieza donde trabajaba el suegro de Miguel; en un recoveco del río, en San Jerónimo, donde un guía decía que su perro había detectado olor de la niña; se atendieron incluso llamadas de supuestos videntes que creían haber contactado con Marta... sin resultado. La fiscal jefe, María José Segarra, admitía esta semana su "frustración" por no haber podido entregar a los padres el cuerpo de su hija.

3 grandes rastreos. El caso Marta dejará para la historia los tres grandes rastreos, en especial los dos primeros, con los que se trató de localizar el cadáver. El Guadalquivir fue peinado durante un mes por cientos de policías a pie, a caballo, en lancha, en helicóptero... Fue la prueba de fuego para la Unidad Militar de Emergencias, lanchas y buzos de la Guardia Civil sondearon el agua, un sónar indagó si podía haber un cuerpo en las profundidades, se fabricó un rastrillo para arañar el fango y extraer lo que tendría que haberse hallado, como el cenicero del crimen o el móvil de la joven.

Tras la ingente búsqueda llegó otra: la del vertedero de basuras en el que habría acabado Marta si era cierto que la tiraron a un contenedor. Entre 80.000 toneladas de residuos se señaló la zona en la que debía estar y se inició la penosa tarea de abrir bolsa tras bolsa en busca del cadáver. Sólo la maquinaria costó más de 240.000 euros. El esfuerzo humano, que también se prolongó un mes, fue impagable. Por último, durante dos semanas se buscó tras la casa de Camas en la que vivía Miguel cuando se produjo el crimen, entrando de nuevo en fétidas cañerías y abriendo zanjas en el suelo. No se encontró ni el más mínimo indicio.

4 versiones distintas. ¿Qué ocurrió exactamente la noche del 24 de enero en el piso de León XIII en el que murió Marta? ¿Cómo murió? ¿Quién estaba allí? ¿Cómo la sacaron del piso y a qué hora? Y lo más importante: ¿Dónde está su cuerpo? Son algunas incógnitas que sigue escondiendo el caso un año después, y hay respuestas diferentes en función de las cuatro versiones que ha ofrecido el asesino confeso, Miguel Carcaño, a lo largo de estos 12 meses de investigación. El 13 de febrero confesó que mató a Marta golpeándola con un cenicero. Luego, con la ayuda de sus amigos Samuel y El Cuco, la arrojó al Guadalquivir desde la pasarela peatonal de Camas. Al mes, Miguel contó que tuvo relaciones con Marta y que luego llegó El Cuco al piso y la violó. Dijo que el menor la estranguló con un cable y que luego la tiraron a un contenedor. Al día siguiente volvió a cambiar su historia para confesar que él también la violó. Ya en septiembre negó que la violaran, admitiendo sólo que la golpeó. Según Miguel, El Cuco y Samuel se llevaron el cuerpo y él no sabe dónde está. A estos cuatro relatos hay que incluir los de su ex novia de Camas. Primero dijo que le confesó que la tiraron al río, para luego contar que Miguel se deshizo del cadáver en una zanja.

158 pruebas genéticas. Al margen de las confesiones iniciales, la Policía cuenta con pruebas físicas: la sangre encontrada en el bolsillo de la cazadora de Miguel, transferida supuestamente al esconder el cenicero con el que golpeó a Marta, es una de las más consistentes, pero no la única. Los restos biológicos o genéticos detectados en el dormitorio del piso de León XIII donde murió Marta permitió recabar 158 pruebas, como ya contó el jefe superior de Policía, Enrique Álvarez Riestra. Las principales reconstruyen una mancha de sangre en el suelo y gotas en la colcha de la cama, en un mueble y en una pared, que pese a haber sido limpiadas con lejía se desvelaron cuando se les aplicó el revelador que usa la Policía, que las volvió fluorescentes. Hay restos biológicos mezclados de Marta y Miguel, y de Marta y El Cuco. Hay muestras en un tensiómetro con el que se verificó si Marta estaba viva, y en una silla de ruedas. Miguel contó en una de sus versiones que amenazaron a la joven con una navaja que arrojaron a una alcantarilla, donde fue encontrada aunque no tenía rastros genéticos porque había estado mucho tiempo en el fango. Todas estas pruebas científicas se repitieron dos veces para estar seguros.

23 tomos en el juzgado. La desaparición de Marta del Castillo ha sido uno de los casos a los que la Policía y los juzgados han dedicado más horas. Un año de intenso trabajo, en el que se han llevado a cabo numerosas diligencias. Prueba de ellos son los 23 tomos que acumula la instrucción, y eso que aún no se ha cerrado. Y sólo de la causa principal, pues a éstos hay que sumar la pieza separada que ha abierto el juez para la búsqueda del cadáver de Marta, la pieza de las responsabilidades civiles y la de las notificaciones. En total, más de 5.000 folios, entre los que se encuentran unos 400 documentos relativos a diferentes aspectos de la investigación.

El complejo y abultado sumario recoge las cuatro versiones de Miguel Carcaño, los relatos de su ex novia, las declaraciones de más de 100 testigos, las tres grandes búsquedas, todas las pesquisas que se han hecho para localizar el cuerpo de la joven y dos reconstrucciones de lo ocurrido la noche del 24 de enero en el piso de León XIII. Folios y más folios que no han sido digitalizados, por lo que los propios abogados están escaneando los documentos que les ha ido entregando el juzgado. Una labor artesanal que les ha permitido clasificar y organizar las diligencias.

1,6 millones de firmas. La movilización del caso Marta no tuvo precedentes: se crearon innumerables sitios de apoyo en internet, se organizaron decenas de manifestaciones en Sevilla, Madrid y más tarde en otros municipios; los padres de la joven, Antonio del Castillo y Eva Casanueva, se entrevistaron con el presidente del Gobierno, el líder de la oposición, el presidente de la Junta, el delegado del Gobierno, el jefe de la Policía... además de recibir el apoyo de personas conocidas como los padres de la niña Mari Luz Cortés, asesinada en Huelva; o de Sandra Palo, a la que violaron, quemaron viva y mataron en Madrid. Se creó una plataforma para recoger firmas de apoyo a la exigencia de la familia de que se endurezcan las penas para los delitos más graves, que ya ha recabado más de 1.600.000 rúbricas, pero esperarán a los dos millones para entregárselas al Gobierno. Ha habido misas de recuerdo, homenajes en cofradías, concentraciones moteras... todo tipo de actos en memoria de Marta y en apoyo a las peticiones de sus padres. Para el próximo domingo, sin embargo, no hay nada previsto. Los padres quieren pasar el día con sus otras dos hijas en la intimidad de su casa porque será un día "demasiado doloroso".

 

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