El rector de la Universidad de Sevilla ha dado su visto bueno a que hoy mismo se constituya un grupo de trabajo en el que estén presenten todos los sindicatos con el fin de debatir sobre la carga docente actual del profesorado, asunto que está detrás de la propuesta de huelga que promueve la Asociación de docentes e investigadores de la Universidad de Sevilla (Adius). En dicho grupo de trabajo estará también sentado el sindicato SAT, el único que hasta ahora se ha manifestado a favor de un posible paro en la Universidad coincidiendo con la primera convocatoria de exámenes. Antonio Ramírez de Arellano y miembros de su equipo de Gobierno llevan semanas reuniéndose con directores de departamento, directores y decanos de facultades y sindicatos para pulsar el grado de malestar existente en relación a la carga docente de este curso y para buscar puntos de encuentro. A partir de hoy, el citado grupo de trabajo intentará diseñar un reparto más equitativo de las horas de clase, explican fuentes académicas. Cualquier solución tiene una línea roja: la Universidad no puede contratar a ninún profesor. Junta y Gobierno tienen el camino cortado. El Rectorado ha ido desgranando su estrategia paso a paso. Primero, en el Claustro en el que el rector presentó su informe de gestión correspondiente a 2012/2013, hizo públicos los números, es decir, cuántos son los profesores que superan las ocho horas semanales. En dicho documento documento se cuantificaban en 78 los profesores de menos con los que ha arrancado el curso actual. Esta situación y la imposibilidad de contratar a nuevos docentes por la tasa de reposición del 10% ha llevado a que un 11% del total de los profesores a tiempo completo (3016) estén por encima de esas ocho horas semanales. De esos 335 profesores, 237 tienen nueve horas y 98, más de nueve. El colectivo más afectado es el del profesorado sustituto interino y el profesor colaborador, seguido de los profesores contratados y los titulares y catedráticos de escuela universitaria. El equipo de Gobierno de Ramírez de Arellano ha explicado en los últimos meses que el reparto de horas de clase este curso ha contado con una peculiaridad: han coincidido la extinción de licenciaturas como los primeros quintos de los grados. Esto ha dado como resultado que departamentos, por ejemplo, de la Facultad de Comunicación tengan hasta 30,5 horas. Esto revertirán, aseguran, a partir del curso próximo. El rector, en el mismo Claustro, también desveló cuáles eran sus intenciones: los exámenes, en caso de convocarse la huelga, no se moverán de fecha. Garantizó este extremo a los estudiantes, todavía muy divididos en cuanto al apoyo a la medida planteada por Adius. A partir de hoy, con los cauces de diálogo abiertos de forma oficial, la intención de ambas partes es evitar llegar a la medida de presión de la huelga a partir del 19 de febrero.
