Economía

El regadío andaluz no se frena y está a las puertas del millón de hectáreas

Paradojas de la agricultura de riego. Las comunidades más secas, y la principal es Andalucía, son las que absorben la constante expansión de la superficie de regadío en España, mientras que las más húmedas tienen los sistemas menos eficientes al usar el agua. La andaluza, 944.661 hectáreas, y creciendo.

el 15 sep 2009 / 05:01 h.

Paradojas de la agricultura de riego. Las comunidades más secas, y la principal es Andalucía, son las que absorben la constante expansión de la superficie de regadío en España, mientras que las más húmedas tienen los sistemas menos eficientes al usar el agua. La andaluza, 944.661 hectáreas, y creciendo.

La sequía en Cataluña, que amaga con severas restricciones al consumo de los barceloneses, el hecho de que no se hayan encontrado o tarden las soluciones para la sed de la tradicional España seca y la polémica sobre si el minitrasvase que surtirá, caso de necesidad, a la Ciudad Condal es un trasvase o no han vuelto a desempolvar una guerra del agua tan vieja como el agua misma. La agricultura, y en concreto su creciente demanda hídrica, es el epicentro de semejante terremoto, y el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino acaba de hacer públicos unos datos que, cuanto menos, incitan a la reflexión.

Se refieren al regadío y dicen que las comunidades más deshidratadas mantienen una permanente expansión de la superficie agrícola con cultivos de riego, aunque en su descargo jugaría la cada vez mayor instalación de sistemas de ahorro, sobre todo el de goteo (o localizado, por el que el agua va directamente a la raíz de la planta). Y al final, efecto nulo, pues lo que por un lado se estrecha, por el otro se ensancha.

La radiografía se recoge en el Informe sobre Regadíos en España 2007, y muestra que las tierras irrigadas alcanzaron en el conjunto del Estado 3.360.782 hectáreas, tras crecer en 40.992 (equivalentes al 1,23%) sobre el ejercicio anterior. De esta última cantidad, Andalucía absorbe 16.704, y su número total de hectáreas se situó en las 944.661, caminando, pues, cómodamente hacia la barrera del millón.

Por su parte, Castilla-La Mancha sumó otras 28.460, hasta las 491.134. La región valenciana arrojó 307.400, que son 9.956 hectáreas más. Extremadura aportó un incremento de 25.052, con 227.367 hectáreas en total. Y 1.230 se incorporaron al agro murciano, que saldó el año con 168.594. ¿Qué tienen en común? Climatología seca, y que son siempre las autonomías que más se quejan de la falta de agua, aunque también son las más agrarias.

En cambio, la extensión agrícola irrigada en Cataluña se redujo a 240.684 hectáreas, frente a las 249.665 de 2006, y también en toda la cornisa cantábrica, a excepción del País Vasco, además de en La Rioja y Madrid y, especialmente, en Castilla y León, donde pasan en un año de 414.959 a las 389.270. Mientras, Aragón, que sonoro rechazo ha mostrado al trasvase del Ebro, aumentó las fincas regadas hasta las 385.805 hectáreas, que son 6.936 más.

Contrastes de la España seca y la España húmeda, y no cabe alegar que se trata de un ejercicio aislado y que la agricultura está sometida a vaivenes, puesto que si se echa la vista atrás, y según las series del Ministerio, sólo en Andalucía la superficie regada ha crecido en 140.000 hectáreas desde el año 2002, mientras que para ese periodo el crecimiento absoluto para el conjunto del agro español ha sido de 49.000.

Especial hincapié hace el estudio en la evolución del sistema de riego localizado, que se contrapone a los de gravedad -el que impera en los arrozales- y aspersión por su mayor ahorro y eficiencia. En el caso de Andalucía, un 71,40% del suelo (con 674.636 hectáreas) ha adoptado el goteo, siendo del 9,6% y el 21,1% los aumentos sobre 2006 y 2002.

Sin embargo, no es que brille el porcentaje de caída para el terreno irrigado por gravedad, considerado arcaico por su excesivo consumo de agua. Bajo esta fórmula se regaban el año pasado en el campo andaluz 182.089 hectáreas, un 2,6% menos que en 2006 y el 10,7% inferior al de 2002.

Si hablamos de los sistema de riego que menos ahorran, no es Andalucía la que sale peor parada. Aragón posee 239.368 hectáreas irrigadas por gravedad, el 62% de toda su superficie de regadío. Castilla y León tiene 170.070 (43,6%) y Cataluña, 134.888 (56%). ¿La clave? Los distintos tipos de cultivos que se dan en estas regiones y en la andaluza y que aquí, aemás, hay mayor necesidad de ser eficiente.

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