Cultura

«El Rey no quería un golpe de Estado, pero sí de gobierno»

Pilar Urbano presenta 'La gran desmemoria', su libro más polémico, donde señala al Rey como alentador del 23-F.

el 29 abr 2014 / 23:17 h.

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URBANO DICE QUE SUÁREZ ILLANA AGRADECERÁ EL "HOMENAJE" A SU PADRE EN SU LIBRO Pilar Urbano (Valencia, 1940) publicó su libro más controvertido hasta la fecha, La gran desmemoria, poco después de la muerte de Suárez. ¿Casualidad u oportunismo? Ella misma lo explica: Usted presenta este libro como «un servicio al ciudadano». Pero muchos lectores se preguntan cómo ha estado tantos años sin revelar estos hechos, y lo hace ahora, recién muerto Suárez. Yo hago periodismo, y los libros que me van apeteciendo y surgiendo: de la Reina tengo dos, de Garzón, del Cesid... Pero como el detective que vuelve al lugar del crimen, tuve que volver a los escenarios donde estuve, y hablar con los personajes con los que hablé. Lo viví deprisa, sin tregua ni cuartel para el análisis. Mi visión no alcanzaba a un telón de fondo con tramoyas, bambalinas, hombres que movían los hilos, intereses... Por eso he vuelto. Y el primer testigo notarial soy yo. Mi libro anterior tenía una escena en que el Rey y Suárez ya no se hablan, en abril del 80. Entre ambos había hielo. ¿Por qué retomarlo ahora? Porque ha tocado. Vendrá el tercero y dirán que he callado cosas de Felipe González... A propósito de Felipe, ha dicho que usted «miente más que habla». Lo entiendo, él aparece de vicepresidente de un Gobierno presidido por un militar, Armada. Y el PSOEcomo muñidor de una operación urdida en la Zarzuela. No he hablado mucho con él, pero creo que yo no lo he mentido nunca. Sin embargo, sé que él sí ha mentido al país: 800.000 puestos de trabajo, los GAL, OTAN sí... Tendría que haber desmentido lo que cuento, y no lo ha hecho. En el tema delGAL, Adolfo Suárez, con la información que tenía, le dijo:«Si esto tan grave es verdad, el que salta no es el Gobierno, es el Estado. Mañana es miércoles, tienes sesión parlamentaria: si es mentira, sal a la tribuna y desmiéntelo. Y si es verdad, niégalo». No hizo ni lo uno ni lo otro. Un secreto casi deja de serlo cuando lo conocen dos personas. Este, que en teoría conocía mucha gente, ¿cómo ha estado tan bien oculto? Lo llamativo es que el Gobierno era quien menos sabía. Víctor Pradera, jefe de opinión de El País, es el primero que da la señal de alarma a Moncloa. Advierte de que los socialistas, con divisiones, están pactando una moción de censura contra Suárez para poner a un general en el poder. Por no hablar solo del PSOE, Miguel Herrero de Miñón estaba comprando votos entre diputados de UCD, que pagaba la Confederación de Empresarios de Madrid... Se trataba de sacar al país del atolladero, pero el secreto era relativo: todos estábamos conspirando. Te vas a la hemeroteca y ves que se hablaba de esto. Era una operación discreta, nada más. Y todos los periodistas nos hacíamos eco del ruido de sables, con tanto pánico que el golpe blando, la reconducción, el golpe de timón, si además se hacía dentro del Parlamento, parecía un arreglo constitucional. Por eso AdolfoSuárez decía «os tengo a todos en contra». Cuando supo que también tenía en contra al Rey, dijo «me voy». El Rey, según su libro, informaba a Suárez del descontento de los militares, pero no dudaba en fomentarlo cuanto podía. ¿Era así? El Rey toleraba, consentía, le daba alas a quienes querían haber sido un poder dentro de la Constitución después de haber mandado durante el Franquismo. Adolfo les dijo: «Ustedes son unos funcionarios a los que se entrega un arma numerada para defendernos, y aquí mando yo». Y el Rey decía que había que mimarlos. El propio Carrillo contaba: «Si sabiendo el Rey lo que yo quiero a Adolfo, me decía esas barbaridades, ¿qué no le diría a Milans del Bosch?». ¿No fue don Juan Carlos el defensor de la democracia que hemos creído, quien desactivó el golpe? Es una bomba que él mismo había alimentado, sin querer un golpe, pero sí un golpe de Gobierno. Quitarse de encima a Suárez de un modo no cuidadoso con la Constitución, buscando las costuras, los límites, la delgada línea roja. ¿Era necesaria una moción de censura, aunque fuera legal? Había un partido que había ganado las elecciones que tenía derecho a elegir sucesor... Usted es consciente de que buena parte de la legitimidad de la que ha gozado el Rey estos años pasa por ese relato heroico. El relato legendario tiene como icono la aparición en televisión a la 1.13 del día 24. Una aparición in extremis, cuando Armada ya ha dicho «he fracasado», ha ido a las Cortes «a título personal»... Uno va a título personal a sacar entradas del cine, no a proponerse como alternativa a un Gobierno encañonado. El golpe es una excrecencia de la Operación Armada. Cuando el Rey designa a CalvoSotelo, que no es su primer candidato, se desprende de la operación, pero Armada no. A pesar de la gravedad de todo esto, no parece que la opinión pública se haya escandalizado tanto como con la foto del elefante. El español medio quiere saber. Lo demuestran las ventas de este libro, que no es barato, ni es unBelén Esteban ni un manual de autoayuda. Fue número 1 en Amazon antes de llegar a librerías, la gente joven lo pide. Ahora se me acerca mucha gente por la calle que me dice lo mismo: «Ya era hora». ¿Ha habido otros intentos de golpe de Estado tras el 23-F? Está el frustrado atentado de La Coruña, año 85. González gobernaba y se oponía a la OTAN y ya había tenido varios toques: quien se opone, como Carrero vuela, o como Arias o Suárez, cae. Antes del desfile de las Fuerzas Armadas, un librero encontró una bolsa de deportes con una olla exprés. No estaba puesta para que estallara, sino para que se viera. Felipe reconoció que habría hecho saltar al Gobierno por los aires. Poco después, pasó al OTAN sí. Hay que desclasificar todo eso.

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