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El rojo y el verde se funden con armonía en San Diego

Las peñas bética y sevillista del barrio deciden fusionarse para sobrevivir ante las dificultades económicas y crean la primera asociación de aficionados ‘mixta’ en la capital

el 15 ago 2013 / 23:55 h.

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Manu R.R. (Atese) Manu R.R. (Atese) “¿Nos juntamos o nos separamos?” “¡Mejor nos juntamos, hombre!” Manuel, Francisco, José María, Antonio e Ignacio, junto a otros vecinos de San Diego, se colocan para hacerse una foto de familia en la puerta de la peña cultural que comparten. Hasta ahí todo normal, salvo porque el rótulo que les corona alterna, pintadas en colores rojo y verde, las siguientes palabras: Peña Cultural Sevilla Betis San Diego, y porque los abrazos mientras se toma la instantánea –y después de ella– se reparten sin distinción entre béticos y sevillistas. Este grupo de vecinos de San Diego lleva compartiendo barrio cuatro décadas y ahora ha dado un paso más en esa hermandad. Han fusionado las peñas bética y sevillista que convivían a escasas decenas de metros junto a los bloques azules y se han convertido en pioneros al fundar la primera peña cultural mixta de la capital, aseguran. El porqué es fácil de entender. “Éste es un barrio pequeño. Aquí somos todos amigos y nos conocemos desde hace años; nuestros hijos se han criado juntos. Las dos peñas teníamos problemas económicos y ante la duda de cerrarlas o sobrevivir juntas, planteamos a los socios esta última opción, que salió por mayoría”. Las explicaciones las solapan, sentados a la misma mesa, Manuel Carrascosa y Francisco Jiménez, de corazón verdiblanco, y José María Almarcha, sevillista y orgulloso tío de Rafael Almarcha, de Siempre Así. Manu R.R. (Atese) Manu R.R. (Atese) Y, aunque a priori pueda resultar rara tanta sintonía por el tradicional pique que marca las relaciones entre aficionados, en San Diego se antepone la amistad a los colores, aunque cada uno mantenga la fidelidad a los suyos. De todas maneras, aquí no es tan particular tanta cordialidad. O si no, ¿cómo se explica que antes de que se unieran las peñas una veintena de socios sevillistas también fuesen miembros de la asociación bética y que algunos –bastantes menos– también lo hubieran hecho a la inversa? “No sólo nos juntamos para ver el fútbol, sino para jugar al dominó, a las cartas, hemos hecho alguna excursión...” Por eso, la fusión tampoco resulta chocante, aunque no fue tan bien recibida por todos. “Algunos se dieron de baja cuando decidimos unirnos, pero la mayoría ha decidido volver porque ve la cordialidad que hay”. Sólo se ha quedado en el camino un puñado de peñistas “puristas” que no lo han entendido. “Ahora somos 115 socios y hemos tenido algunas altas nuevas”, explica Carrascosa, quien deja claro que los nuevos estatutos recogen, entre sus primeros puntos, que el respeto al contrario debe ser la norma que impere. “Quien no lo cumpla, a las dos amonestaciones, será expulsado”, asevera Almarcha. La sede que comparten ahora es la antigua de la peña sevillista, a la que ha habido que hacerle alguna obra de adaptación. Entre risas, apuntan los cambios. La pared de la izquierda está ocupada ahora por banderines y fotos firmadas por jugadores del Betis. No sólo eso. Para recordar que también hay béticos en la sala, una franja verde en el techo y otra a media altura de la pared se prolongan por el perímetro del local para atemperar el rojo predominante. Manu R.R. (Atese) Manu R.R. (Atese) Y, para coronar, en un espacio privilegiado detrás de la barra, conviven armoniosamente los azulejos con los dos escudos. ¿Y cómo se decidió qué equipo se colocaba antes en el nombre de la peña? Al unísono responden: “Por sorteo”. Pero para compensar, el socio número 1 es bético, apostillan, mientras muestran orgullos el sello propio que han creado, una Giraldilla flanqueada por los escudos de los dos equipos. Desde este pequeño punto de la ciudad animan a otras peñas que estén pasando por dificultades a plantearse esta opción y, aunque oficialmente están ya inscritos como peña cultural Sevilla Betis desde el 1 de agosto, aún no ha habido inauguración oficial. De los socios más jóvenes, Ignacio Domínguez, 35 años, aspira a conseguir, ahora que hay tanta sintonía entre los clubes, que acuda un miembro de la junta directiva y un jugador de cada equipo. “Intentaremos que se acerquen Guillén y Del Nido”, asevera. Aún no ha empezado la Liga y la prueba de fuego de tanto buen rollo se comprobará cuando lleguen los derbis. “Veremos a ver si no sacan los guantes de boxeo”, bromea Amparo, mujer de Antonio, el encargado de las cervezas y las tapas, y que, a pesar de su sevillismo, regentó estoicamente el bar de la peña bética durante los últimos años.

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