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El rol de las redes sociales al servicio del Reino de Dios

Laicos de toda España apuestan por desarrollar una más eficaz evangelización acorde con una sociedad digitalizada.

el 27 mar 2014 / 18:50 h.

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Por Irene Gutiérrez Santiago Casanova, laico escolapio, ha sido uno de los responsables de llevar a cabo el taller de las redes sociales. En cincos salas distribuidas por el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo, los más de 150 asistentes han reflexionado sobre el papel de las redes sociales de cara a lograr una mayor evangelización. El objetivo de dicho taller ha sido concienciar y transmitir que hay que acudir a la red para Evangelizar y seguir en la línea de esa idea misionera que tiene la Iglesia actual. Un grupo de laicos atiende las explicaciones sobre la importancia de las redes sociales. / Foto: Irene Gutiérrez Un grupo de laicos atiende las explicaciones sobre la importancia de las redes sociales. / Foto: Irene Gutiérrez Como punto de partida en la reflexión se ha utilizado un fragmento de la película La Misión. La escena del Padre Gabriel tocando el oboe nada más llegar a la selva ha servido como metáfora a la hora de analizar la función de las redes sociales. Sin embargo, «el oboe no debe identificarse como la red social pues ésta ha de ser la selva en sí», añadía Casanova. La escena, sin duda, ha dado pie a un interesante debate en el que, entre otras muchas cosas, se ha marcado la diferencia entre Facebook y Twitter. Si la primera tiene un tinte más privado en el que únicamente se acepta a personas que conozcas, la segunda te permite tener una vocación más pública y potente esencial para salir al mundo y darnos a conocer. Y es que, a pesar de que las redes sociales están más generalizadas a día de hoy, en el tema que nos ocupa, la evangelizacion, aún queda mucho por recorrer. Este ha sido uno de los temas en los que se ha hecho más hincapié. «A pesar de que existe un documento de la Iglesia de 2002 en el que se indica la importancia de las nuevas tecnologías, los laicos y religiosos de España hemos empezado tarde e incluso, a día de hoy, seguimos empezando», concluia Casanova. En palabras del propio Juan Pablo II en 2005, «La Iglesia no está llamada solamente a usar los medios de comunicación para difundir el Evangelio sino, sobre todo, hoy más que nunca, a integrar el mensaje de salvación en la nueva cultura que estos poderosos medios crean y amplifican. La Iglesia advierte que el uso de las técnicas y tecnologías de comunicación contemporáneas forman parte de su propia misión en el tercer milenio». Sin duda, el reto que se plantea es crecer en el ámbito comunicativo y ver esta función, la de responsable de redes sociales, como un ministerio vocacional más. La mayoría de las congregaciones, ciertamente, tienen cuentas en diversas redes sociales. Sin embargo, comunicar y estar presente de forma activa en las mismas requiere tiempo y esfuerzo. Esta labor necesita de personas capaces que sepan realmente lo que hacen y a qué se están enfrentando. Para ayudar un poco más en la comprensión de esta nueva faceta, se entregó un decálogo a los laicos asistentes en el cual se ponen de manifiesto los puntos más esenciales a tener en cuenta de cara, siempre, a evangelizar a través de la red. Sin embargo, no podemos dejar pasar por alto que la evangelización debe estar siempre encaminada a Cristo. Jesús decía así: «Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a todo criatura». Y este mensaje es igual de válido en el ambiente digital. En el segundo punto del decálogo y en relación con la película de La Misión que decíamos antes, se aclara que Internet es el lugar y no el medio ni el instrumento. Por lo tanto, se trata de evangelizar en Internet, no tanto de usar Internet para evangelizar. Al fin y al cabo, evangelizar es dar testimonio. Nuestro compromiso explícito de amor de Dios también tiene que proclamarse en la red pero siempre teniendo presente que sólo unidos a Cristo podemos dar fruto. Tan significativo como el testimonio personal, es nuestro testimonio comunitario. Una comunidad de testigos, acogedora y abierta, tiene mucha más fuerza e impacto que los proyectos personales aislados. En esta nueva tarea, no podemos olvidar, tampoco, la caridad. La soberbia, la división y las críticas entre cristianos provocan un escandaloso espectáculo que engendra escepticismo. Esta división tampoco puede darse en la red. Pues evangelizar, como se ha denominado, el concepto de utilizar la red para anunciar el mensaje de Dios, exige abrirse al diálogo con una actitud humilde también hacia aquellos que lo desconocen y están más alejados. Sin embargo, no podemos caer en la idolatría. Debemos estar alerta para no dejarnos atrapar por la fascinación del medio y el número de seguidores. Así como tampoco debemos olvidar que, aunque la red sea un punto de partida para evangelizar, hay que intentar traspasar fronteras y provocar el encuentro presencial. Sólo nos queda recordar que los misioneros de la red tenemos que vivir en permanente búsqueda de los lenguajes que interpelan el corazón humano. Para ello los laicos necesitamos una vivencia de fe y una formación continua en el ámbito de la comunicación y las nuevas tecnologías. Sin duda es un ámbito lleno de posibilidades que tenemos que descubrir.

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