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El Sagrado Descendimiento se quedó en su templo

Eran las siete de la tarde y ya todo el mundo se temía lo peor. El cielo amaneció despejado por Carmona, pero poco a poco las nubes comenzaron a teñir de gris lo que se antojaba otro día esplendoroso más de la Semana Santa.

el 15 sep 2009 / 02:00 h.

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Eran las siete de la tarde y ya todo el mundo se temía lo peor. El cielo amaneció despejado por Carmona, pero poco a poco las nubes comenzaron a teñir de gris lo que se antojaba otro día esplendoroso más de la Semana Santa. La lluvia hizo acto de presencia desde el mediodía, como en el resto de la provincia y no abandonó a la capital de Los Alcores en todo el Miércoles Santo.

Nazarenos de negro luto flanqueaban el sorprendente paso del Sagrado Descendimiento, que estrenaba este año iconografía alegórica en sus cuatro esquinas. Descalzos, con rosarios y mojados de la lluvia y las lágrimas por ver que, de nuevo y dos años después, el fantasma del agua hacía acto de presencia. Se tuvieron que conformar con realizar el via crucis en el interior del templo.

"Nos hemos llevado más de 30 años saliendo ininterrumpidamente y en los últimos tres, nos hemos quedado en casa dos veces", afirmaba uno de los penitentes con más edad.

El cortejo del paso de Misterio, con un patrimonio artístico en insignias espectacular, que va desde el lignum crucis hasta enormes trompetas, se entremezclaba con el blanco y morado de los nazarenos que cortejaban a Nuestra Señora de las Angustias con su candelería restaurada en ese palio calado, morena que tallase Castillo Lastrucci, maestro del imaginero local Antonio Eslava, que tanto amaba esta cofradía y que hoy desde el cielo, quizás por la emoción de iniciarse los trámites para nombrarle hijo predilecto de Carmona, lloraba de emoción sobre su ciudad y sobre la Capilla de San Francisco en el año del IV Centenario de las Angustias.

Llantos que se extendían entre los más jóvenes, entre los hermanos costaleros, capataces, Junta de Gobierno, feligreses y feligresas, amigos de la Hermandad. Llantos que se fundieron con la lluvia de un Miércoles Santo aciago para estaa corporación.

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