En las últimas 48 horas, el SAS ha sido condenado a pagar más de 215.000 euros por negligencias médicas que acabaron con la vida de tres pacientes. A los 90.000 euros que deberá abonar a los padres de un bebé granadino al que confundieron un problema en la válvula que tenía en el cráneo con una infección de oídos -una noticia conocida el lunes- se suman dos más. Por el primer caso, el SAS debe pagar 105.711 euros a los padres de una chica de 22 años que falleció tras el "defectuoso tratamiento médico" en el Hospital de Puerto Real (Cádiz).
Según la asociación del Defensor del Paciente, la joven llegó en agosto de 2006 al centro con un dolor torácico en los hombros y en el costado, que aumentaba con el movimiento y la tos. Le practicaron varias pruebas sin resultados claros y tuvieron que suspender un TAC porque se asfixiaba al tener los brazos en alto. Le dieron el alta al día siguiente con el diagnóstico de "dolor osteomuscular con contractura muscular y ansiedad", pero la muchacha murió poco después, porque lo que tenía era un embolismo pulmonar, que se podría haber detectado con una ganmagrafía, una prueba recomendada ante la sintomatología que ella presentaba pero que nadie le hizo.
Los otros 20.000 euros deberá pagarlos el SAS por la muerte de una paciente de La Línea de la Concepción (Cádiz), que en 2005 acudió al hospital con un "bultito en el pecho"; se le detectó un tumor, se le dio quimioterapia y se curó. Seis meses después, pese a que le habían pedido varias pruebas, le dijeron que no hacían falta mamofragías ni radiografías, que "todo estaba en orden", pues sólo tenía una mancha en el pulmón que se debía a su asma. Poco después, se supo que el cáncer se había reproducido y ya no hubo oportunidad de salvar su vida.
