El Sevilla tiene un problema, y gordo, según evidencian los datos de esta temporada. Hace aguas en defensa y el último partido, en el Camp Nou ante el Barcelona, fue el más claro ejemplo. Recibió cinco goles, algo que no ocurría desde hacía más de cuatro años. Pero este resultado ante los de Guardiola no es ni mucho menos un espejismo. Esta campaña, desde que comenzó para el Sevilla en el mes de agosto, ha estado plagada de goleadas.
El conjunto nervionense recibió cuatro tantos del mismo Barcelona en la Supercopa de España, pero también del Sporting de Braga en la previa de la Liga de Campeones.
Pero más grave incluso que las sonadas goleadas que ha encajado es la regularidad con la que recibe tantos. De los 17 encuentros oficiales que ha disputado por el momento esta campaña, en tan sólo cuatro ha dejado su portería a cero (ante el Deportivo de La Coruña, único encuentro de la Liga, ante el Borussia Dortmund, ante el Karpaty y ante el Real Unión de Irún). Es decir, en el 77% de los encuentros encaja goles.
En la competición de la regularidad, la Liga, los datos son igual de alarmantes. De los nueve partidos que ha disputado en sólo uno, el citado ante el Deportivo, ha acabado imbatido (el 11%). Esto le ha llevado a ser el segundo equipo más goleado de Primera, pese a estar entre los diez primeros clasificados.
Media aterradora. En total, el Sevilla recibe 2,4 goles por partido esta temporada (27 en 17). Eso significa que para ganar necesita marcar, de media, unos tres tantos, una exigencia demasiado alta. Además, los 16 goles que lleva encajados esta campaña en la Liga (11 Palop y cinco, los cinco del Camp Nou, Javi Varas), suponen una cifra realmente llamativa en la historia reciente del club hispalense. Estas cifras no reclamaban protagonismo en la historia sevillista desde los peores cursos de los años noventa.
Para empezar, es el decimocuarto peor registro defensivo en toda su historia, y eso que la horquilla es amplia, desde los 24 goles recibidos en nueve partidos en la temporada 1935/36, la peor de la historia, hasta los cinco tantos encajados en nueve encuentros de la temporada pasada, 2009/10, la de mejor balance inicial junto la 2005/06, la 1982/83 y la 1970/71. En concreto, los 16 tantos encajados en estas nueve primeros jornadas representan los peores guarismos defensivos sevillistas desde la campaña 1995/96, la que supuso el descenso del conjunto nervionense, por cierto (17 tantos a estas alturas de curso). Para encontrar otra peor hay que seguir retrocediendo años, en concreto al de 1987, cuando recibió 18 goles en el mismo número de partidos.
Para buscar explicaciones a este mal momento defensivo del equipo hay que recurrir a los numerosos cambios realizados en la zaga. Han llegado hasta tres defensores nuevos, Alexis, Cáceres y Dabo, mientras que ha salido Squillaci, más Adriano y Cala, que actuaron en algunos partidos la pasada campaña en defensa. A ello hay que sumar la baja prolongada de uno de los baluartes defensivos del equipo, Ivica Dragutinovic, que no reaparecerá hasta final de año o comienzos de enero. También anda lesionado, y sin fecha fija de reaparición, Federico Fazio, por lo que las opciones de rotaciones en la defensa son hasta cierto punto limitadas.
En cuanto a la portería, Palop ha tenido altibajos, cierto, pero a partes iguales, y Varas debutó ante el Barcelona.
