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El Sevilla ha muerto ¡Viva el Sevilla!

El Sevilla firmó ayer el partido más lamentable de los últimos años. Ni en la eliminación ante el Braga, ni siquiera en las manitas que le ha endosado últimamente el Barcelona se pudo ver a un equipo tan alicaído y con tan pocas ganas de jugar al fútbol.

el 07 may 2011 / 22:52 h.

El Sevilla estrenó ayer el cuerpo de recogepelotas femenino.

Le roi est mort, vive le roi, decían en Francia allá por el siglo XV en la muerte de sus monarcas para evitar una situación de interregno que debilitara a la realeza del país vecino. También los británicos -con su monarquía tan de moda últimamente- adoptaron un lema que hoy le viene como anillo al dedo a un Sevilla que, definitivamente, dio la última bocanada de los años más brillantes de su historia.

Con Kanouté disputando su posible último gran compromiso sobre el césped nervionense, el Sevilla evidenció que ya no es el que era. Se sabía que aquél de los títulos había dejado atrás su época dorada para introducirse en una vejez relativamente plácida e incluso salpicada por alguna que otra alegría, pero en el partido más lamentable de la historia reciente del sevillismo, certificó su defunción.  

Cuando el malí confirme su más que probable marcha a final de temporada, sólo quedarán las ruinas de aquel equipo que hizo soñar a los suyos por todo el continente. Sin duda, los restos deben ser catalogados como patrimonio del sevillismo. Pero es hora de mirar hacia adelante y renovar los cimientos para que a ese Sevilla fiambre le continúe un Sevilla vivo y capaz de todo, como aquel que se encumbró precisamente endosándole una manita en el Bernabéu al mismo Real Madrid que ayer jugó una pachanguita en el Sánchez Pizjuán.

Aunque parezca imposible, incluso de un partido como éste se puede entresacar algo positivo, y es que de la criba que la Copa del Rey del año pasado retrasó hay varios mimbres que salvar. Varas, Medel y un Negredo que se postula para ser el sucesor del rey Kanouté.

Y una afición que debe convertirse, una vez más, en colaboradora necesaria para que su equipo y su club, algún día, vuelvan a parecerse a lo que fueron. Eso sí, la nueva era sevillista debe estar acompañada por el plácido nacimiento que daría una clasificación para jugar en Europa. Si no puede pasar como en Francia, aunque el sevillismo no quiere saber nada de estrategias napoleónicas.

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