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El Sevilla se da un homenaje a base de goles y sigue adelante en la Copa

el 10 nov 2009 / 20:58 h.

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Jesús Navas sigue en racha goleadora.

El Sevilla certificó su presencia en el sorteo de octavos de final de la Copa del Rey tras pasar por encima del Atlético Ciudad, al que deja en la cuneta tras endosarle un 9-3 en el global de la eliminatoria. El equipo de Manolo Jiménez se tomó su emparejamiento con un Segunda B con la suficiente seriedad y, así, todo era cuestión de acertar en los metros finales. Dicho y hecho. Si en Cartagena ganó 2-4, esta vez lo hizo por 5-1, reflejo a la postre de que, pese a sus enormes ganas y amor propio, éste no era rival para el Sevilla, cuyo desgaste en la primera prueba que le ha puesto por delante el torneo del KO ha sido mínimo.

El resultado de la ida y el hecho de medirse a un Segunda B hacían que los alicientes brillasen por su ausencia en este choque de vuelta. Si acaso, ver el primer gol de Negredo en el Sánchez Pizjuán, algo que se le sigue resistiendo y hasta le desespera; ver la aportación de los menos habituales y la de los canteranos reclutados para la ocasión; o, sencillamente, ver al Sevilla golear a un rival de inferior categoría.

Entre las bajas por lesión (Drago, Fazio, Koné y Fernando Navarro, que ayer se sintió indispuesto) y las bajas derivadas de los compromisos de las selecciones (Zokora, Romaric, Squillaci y Escudé), Jiménez sacó un once inédito, con Redondo de lateral zurdo y Konko y Sergio Sánchez en el eje de la zaga. Sin embargo, quizá lo más llamativo fue la presencia de gente de peso como Renato, Negredo, Kanouté y Jesús Navas, cuyo excelente momento volvió a relucir.

De no haber sido por Javi Muñoz, ex portero nervionense, el Sevilla, que tuvo la pelota y controló siempre el partido, habría puesto la guinda a la eliminatoria antes. Lolo, con un disparo que sacó el guardameta junto al poste; Renato, con otro chut que repelió Javi Muñoz tras un excepcional pase de tacón a cargo de Negredo; y el delantero madrileño, con un remate que rechazó la zaga, tuvieron el gol en sus botas.

Sin embargo, fue el Atlético Ciudad el que se adelantó en el marcador. Lo hizo justo al arrancar la segunda parte, por mediación de Santamaría, en una internada por banda izquierda que sorprendió a la defensa nervionense. Pese al gol, el resultado de la ida era una garantía.

Aunque para garantía la que supone tener sobre el césped de futbolistas de calidad como Jesús Navas. En una de sus apariciones, el palaciego se hizo con un rechace a unos metros de la frontal del área y, de rosca, puso el balón por encima del portero. Un bello gol para celebrar la llamada de la selección. Espectacular el inicio de temporada de Jesús Navas, cada vez más determinante con su fútbol. Ahora, además de dar goles a sus compañeros, también los marca. Maradona debería tomar buena nota de lo que es capaz de hacer.

Y LLEGÓ EL FESTIVAL. El tanto del empate fue el inicio del festival goleador con el que se despidió esta eliminatoria de dieciseisavos de final. Negredo fue derribado dentro del área por Bayón y Kanouté no perdonó desde los once metros. Parecía que el madrileño sería el encargado de lanzarlo, pero lo hizo su compañero. Aquí nadie cede un ápice en su lucha por ser titular y esta vez Kanouté quizá debió ser más generoso y dar a Negredo la oportunidad de marcar su primer tanto en el Sánchez Pizjuán. El flamante fichaje de esta temporada fue sustituido más tarde con gesto de contrariedad. ¿Por su mala suerte? ¿Por el cambio? Y lo que es la vida: Luis Fabiano, el jugador que ocupó su puesto, hizo el 3-1 nada más salir al terreno de juego. Lo consguió de falta, pegada al palo. Otro que no para.

Pero aún faltaba por aparecer José Carlos. El onubense aprovechó sus minutos y marcó dos goles, ambos de bella factura, fruto de su chispa y descaro. Lo suyo es cuestión de tiempo. Tiene condiciones para triunfar y sólo él y Jiménez dirán cuándo lo hará. Mientras tanto, el primer escollo de la Copa ya es historia. A partir de ahora, las cosas seguramente ya no serán tan fáciles.

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