Economía

"El tamaño de una empresa no determina la venta internacional"

Enrique del Pozo Polidoro es fundador de MC2, que, con 15 patentes, nació para hacer los mejores teatros y se afianzó trabajando para empresas como Abengoa y Airbus.

el 14 dic 2014 / 13:00 h.

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Enrique del Pozo. / Inma Flores Enrique del Pozo. / Inma Flores —¿Cómo y cuándo nació su empresa? —En 1991 como consecuencia de la Expo 92. Estuve trabajando 17 años en Abengoa haciendo diseño de máquinas y antes de la Expo surgió un mercado tremendo de equipos teatrales. Se hicieron muchas instalaciones, yo ya había colaborado con el grupo La Cuadra y, como conocía el medio, me atreví a montar MC2. Ahora yo lo veo como una locura, pero todo el que monta un negocio tiene que tener un punto de locura, si no, no da el paso. Y yo recomiendo a todo el mundo que lo dé, que intente explotar sus cualidades. —Pero el mundo del teatro está ahora en horas bajas. —El nacimiento de MC2 fue con la construcción del Teatro de la Maestranza y desde entonces le asesoramos y hemos hecho allí muchas instalaciones. Llevamos más de 20 años como colaboradores suyos y de otros teatros. En Sevilla, por ejemplo, el Central; en Madrid, el Real, en Valencia, Tenerife, Barcelona... Fueron el 50 por ciento de nuestra facturación, pero ahora en cultura no se invierte nada. Afortunadamente teníamos otras líneas de negocio y una de ellas la hemos desarrollado más últimamente, la aeronáutica. Empezamos a colaborar con Airbus, hemos desarrollado proyectos de investigación con ellos y, siendo una pyme con siete ingenieros, tenemos muchas patentes nacionales e internacionales. —¿Cuántas? —Del orden de 15 patentes todas relacionadas con construcción de maquinaria. —¿De qué sectores? —Sobre todo de energías renovables, vehículos autopropulsados, aeronáutica, estructuras especiales, maquinaria de producción e ingeniería del espectáculo. —¿Quiénes son sus principales clientes? —Grandes empresas industriales, como Abengoa. —¿Qué proyectos destaca? —Diseñamos estaciones completas de montaje y ensayo a vibración de la célebre FAL del A400M, un vehículo propulsado para un espectáculo del Circo del Sol para la Expo de Zaragoza, un barco de 20 metros de eslora dinámico para Terra Mítica... Soluciones del teatro las llevamos a la industria y de la industria, al teatro. —¿Cuánto factura por sectores? —El teatro ahora es testimonial, la cuarta parte es de las renovables; otro 25 por ciento de aeronáutica; otro de vehículos propulsados (que vendemos a clientes de Andalucía, Madrid, Barcelona, País Vasco y de Alemania) y la otra cuarta parte viene de maquinaria diversa. —¿Cómo cuál? —Fabricamos unos analizadores de rendimiento de aceituna que exportamos a todo el mundo: Portugal, Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Grecia, Siria, Líbano, Israel, Arabia Saudita, Egipto, Túnez, Marruecos, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Perú, México, EEUU, Australia, Japón y China. El tamaño de una empresa no determina los límites que se quiera plantear. Nuestra sede única es la de Sevilla, pero hoy día vender es facilísimo con internet y el respaldo de un banco. Para dar un servicio de ingeniería, en cambio, necesitas una sucursal allí. Eso sí, a todos mis estudiantes les digo que la asignatura más importante es la del inglés y, después, la de otros idiomas. —¿No se planteó salir fuera? —Nosotros somos artesanos del diseño mecánico, pretendemos lograr los diseños de la máxima calidad y que puedan competir en cualquier mercado internacional. Nuestro objetivo no es aumentar la facturación vendiendo mucho, sino hacer cosas mejores con mayor penetración internacional. —¿Cómo le afectó la crisis? —La inversión en teatro se redujo a cero. Sólo hacemos mantenimiento. También se notó en la maquinaria de aceituna, con años enteros sólo exportando porque en España no se vendía nada. Ahora se está recuperando tímidamente. En facturación, hubo años con un 25 por ciento menos, pero lo superamos. —Usted se toma muy en serio la responsabilidad social. —Colaboramos con Moto Students y empezamos un concurso, Trabuquete, para que los estudiantes se den cuenta de cómo funciona una empresa. Y eso es lo que ven luego los empresarios al contratar. Hay que diferenciarse de la multitud. Es el secreto del éxito, en todo. Es nuestra filosofía. Un español puede llegar a cualquier foro internacional sin ningún complejo, pero hay que demostrarlo trabajando. Y Sevilla no se acaba de enterar de que hay que trabajar. Hay materia prima, pero hay que ser serios, cumplidores y tenaces. Yo estoy en la empresa once horas y media fácilmente, pero es que aquí nos gusta lo que hacemos. Perfil. Un profesor con 1.419 máquinas en su haber Enrique del Pozo (Sevilla, 1951) ha hecho la friolera de 1.419 máquinas, vehículos, dispositivos de elevación, de espectáculos, de energías renovables... Pero no celebrará los 1.500, sino que la fiesta la hará en 2016, cuando su empresa, MC2, cumpla los 25 años. Profesor de Cálculo, Construcción y Ensayo de Máquinas en la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla, enseña lo que hace todos los días. Lleva la industria a la universidad, porque ésta está «alejada de la realidad». «A los alumnos les faltan muchas horas de prácticas y taller», apunta. Eso sí, los mejores están en su empresa. La vida de Del Pozo gira alrededor de la maquinaria y, por eso, incluso está escribiendo un libro sobre su historia.

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