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El triunfo de la cercanía

El alcalde de Tomares y presidente del PP sevillano vive días de doble euforia electoral.

el 29 may 2011 / 11:39 h.

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José Luis Sanz es serio, muy serio. Ésa es la primera sensación que se lleva todo el que se acerca a él y que se rompe nada más cae esa fachada y aparece el hombre afable, buen conversador y cercano, como bien conocen los ciudadanos de Tomares.

Su política volcada en la calle y la relación personal con sus vecinos le dio el pasado domingo la mayoría absoluta en la Alcaldía de Tomares , con 14 concejales y más del 56% de los votos. Los tomareños han valorado a ese alcalde que hace cuatro años ni soñaba con ganar, pero que ya comenzó en la campaña a ir puerta por puerta, de casas y de comercios. Los atiende personalmente en el ayuntamiento -cuyo parque abrió al pueblo 15 días después de tomar posesión, una de sus primeras medidas junto a la entrega a Protección Civil del 4x4 oficial de la anterior alcaldesa- y es habitual que les solucione los problemas que le transmiten vía email poniéndose el casco y subiendo a su moto para acercarse a sus casas. "Mamá, está aquí el alcalde", es la frase habitual si quien le abre la puerta es un niño, y es que todos le conocen, afirman desde su entorno.

Esa política de proximidad, pero en este caso barrio por barrio, porque Sevilla no es Tomares, es la que ha practicado cuatro años después el candidato popular a la Alcaldía de Sevilla, Juan Ignacio Zoido , cuyo triunfo ha sido una de las mayores alegrías que se ha llevado Sanz como presidente provincial del PP. Como lo ha sido su consolidación en la comarca del Aljarafe -con 53 concejales más que en 2007 y la mejora de resultados en todos los municipios, salvo en Pilas, aunque el PSOE suma 26 ediles más-, y el incremento de votos en 88 de los 105 municipios de la provincia, aunque le queda la espinita de los 16 pueblos en los que el Partido Popular no tiene ningún edil.

Su apretada agenda profesional, como parlamentario andaluz, presidente popular y alcalde -no cobra del Ayuntamiento- comienza a funcionar cada día después de llevar a sus hijos, José Luis y Laura, al colegio. A ellos y a su mujer dedica el poco tiempo libre que tiene los fines de semana paseando por algunos de los parques de Tomares, si los vecinos le dejan. Con éstos está dispuesto cualquier día a tomarse una cervecita y unos altramuces en algún bar, la mejor forma de tomarle el pulso al pueblo. Su gusto por una charla tranquila, por el diálogo, es fundamental para entender su éxito en Tomares, algo que no hubiera conseguido encerrado en un despacho.

Este exceso de cercanía, sin embargo, es calificado por sus rivales políticos como populismo, acusándole de haber politizado todas las actividades sociales del pueblo, "hasta los entierros, que tienen categoría o no dependiendo de si va o no el alcalde".

Esa cercanía la aplica en todas las facetas de la vida y así se le puede ver caminando con la hermandad del Rocío por las arenas, en las obras o por la noche charlando con los encargados de recoger la basura. "Pisa la realidad, no es un político de despacho", resaltan sus compañeros.

Una de las personas que le conoce bien es Javier Arenas, a cuyo lado ha ido forjando su carrera política en el PP, no en vano su llegada a Andalucía a comienzos de los 90 coincide con la entrada en el partido del que ha llegado a ser coordinador de la Presidencia. "Javier dice que es como su hermano pequeño", explican. En un acto electoral en Tomares el pasado día 11, Arenas afirmaba que "este hombre es la pulcritud, en su gestión y en su forma de ser", y hay otra cualidad política con la que le adornan sus más cercanos: es extremadamente discreto. Además, toma las decisiones con rapidez -con la que le da su moto con la que se recorre el pueblo, no tiene coche oficial- y es muy hormiguita y detallista, pero no se queda sólo en los pequeños asuntos, también apuesta y se deja la piel, contra viento y marea, con los grandes proyectos como el irreal teleférico -una iniciativa a todas luces inviable con la que sigue empeñado- y la llegada del Metro, que por ahora no tiene previsto parar por allí.

Con 42 años cumplidos el pasado septiembre, el futuro político de José Luis Sanz, por su discreción, puede que sólo lo conozca él. Pero parece prometedor. Triunfa en todo lo que se propone que, por ahora, es que Tomares sea un referente en calidad de vida, con mejor educación, seguridad, parques, limpieza... y dice no conformarse. Una victoria del PP en Andalucía y en España podría llevarle a cotas mayores. Como bien saben los tomareños, tiene hilo directo con Arenas... y con Rajoy.

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