Aparatos de gimnasia. Pesas. Bicicletas estáticas o con ruedas. Ofertas para hacer ejercicio. Las grandes superficies se preparan para vender lo que las televisiones han divulgado de mil formas. Los cuerpos fofos quieren ser atléticos. Terminan las vacaciones para muchas personas que están haciéndose promesas que no cumplirán. Como decía Beigbeder, "hoy diseño lo que tú desearás mañana".
Estos días circula por la web la entrevista a un joven tuareg que estudia en Francia. Criado con cuatro cosas, acostumbrado a vivir feliz con lo que tiene, aspirando tan sólo a continuar siendo libre, no termina de dar crédito a lo que observa en occidente: un océano de personas asfixiadas entre las posesiones y los sueños de seguir encadenándose a la insatisfacción.
Ya va siendo tiempo de tener tiempo. Menos aparatos y más paseos. Si hay una promesa que espera no sólo a ser cumplida sino más aún a verse enunciada por tus labios es "prometo ser libre". Tú que puedes permitirte el lujo de escoger entre ser libre o esclavo, que perteneces a esa minoría planetaria, ahora tienes una oportunidad simbólica: "a la vuelta de las vacaciones, nadie construirá mis anhelos".
