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El Vacie dará nombre a las calles para implantar el servicio postal

Bienestar anuncia la inmediata normalización de los servicios básicos del barrio.

el 20 mar 2011 / 17:30 h.

Uno de los ancianos del Vacie, en una de las calles de acceso al poblado de chabolas.

Un siglo después del nacimiento del poblado chabolista más antiguo de España, las calles del Vacie van a tener nombres. Los vecinos podrán elegir cómo quieren que se llamen las vías asfaltadas y los caminos de tierra, para poder instalar un servicio postal con buzones comunitarios. Es un paso importante hacia "la normalización de todos los servicios públicos en El Vacie, que ahora se puede dar porque los vecinos han interiorizado el plan que se puso en marcha hace dos años y están comprometidos con las medidas", explicó con orgullo a este periódico el concejal de Bienestar Social, Enrique Lobato.

El servicio de Correos se estrenará con las notificaciones que los servicios sociales entregan a los chabolistas, que ya no se recogerán en mano, sino que se dejarán en los buzones comunitarios para que éstos las recojan. Al servicio postal le seguirá, según Lobato, la normalización de otros como la recogida de basura, que pasará a ser sistemática como en cualquier barrio. Para permitir la entrada de camiones, de Lipasam y de otros servicios, el Consistorio va a cambiar la canalización subterránea del Vacie, ya que la actual la colocaron los vecinos y está a tan poca profundidad que se deterioraría al pasar vehículos más pesados.

El concejal de Bienestar anunció estas medidas en la clausura de las jornadas de sensibilización sobre El Vacie, que se celebró el viernes en el parque de Miraflores, y destacó la velocidad que ha tomado el proceso de erradicación del asentamiento recordando que, hace poco más de un año, los vecinos no tenían ni siquiera luz. En 2009 se instalaron farolas de alumbrado público y ahora se está elevando el tendido eléctrico para permitir el paso de camiones, con vistas a esta introducción de los servicios públicos.

Habrá incluso un avance estético: el concejal quiere que un grupo de grafiteros vaya al Vacie a pintar de colores los horrendos macetones grises que se están colocando cuando se derriban las chabolas de familias realojadas, para que no se levanten nuevas infraviviendas. "Hemos conseguido el crecimiento cero en el Vacie, que no se levante una sola chabola nueva", aseveró Lobato, "lo que era imprescindible para que el plan funcionase. Lo hemos conseguido porque los propios vecinos se han comprometido".

El plan dio un acelerón hace dos años cuando se triplicaron los equipos sociales que trabajan en el barrio -de seis técnicos a 21- y se iniciaron las mejoras en el entorno: se ha instalado luz eléctrica, se han mejorado las calles e incluso asfaltado algunas, se han construido siete módulos con retretes, duchas y toma de agua para lavar la ropa y los enseres y se han repartido maderas y uralitas para adecentar las chabolas. También está vallando el parque colindante con grandes soportes de hormigón y rejas, tarea que se culminará este mes "si la lluvia nos respeta", según Lobato.

En paralelo se ha reforzado el trabajo social: se han duplicado las plazas de guardería, que junto con los colegios se ha mostrado como una importante vía de adquisición de buenos hábitos para las familias, que se han concienciado de que tienen que mandar a sus hijos limpios y bien vestidos al centro escolar. Los pequeños, por su parte, aprenden en los colegios -están repartidos por varios centros del entorno- hábitos de salud e higiene.

En El Vacie se han levantado módulos prefabricados para los trabajadores sociales, lo que les ha permitido acercarse a los vecinos, que ya se reúnen con ellos de forma habitual, sin el recelo que tenían cuando los técnicos municipales acudían al poblado expresamente a hablar con ellos.

Esta cercanía, y la salida de un grupo bastante numeroso ya de chabolistas a pisos normalizados, ha reforzado el afán de los demás por seguir los itinerarios sociolaborales que los técnicos les prepararan para conseguir que salgan del barrio. Prueba de estos resultados puede verse en un documental que forma parte de la campaña de sensibilización del Vacie, en el que cuatro mujeres cuentan sus vidas en el asentamiento. Dos de ellas ya han conseguido salir de allí con sus hijos.

Ni uno de los 25 realojos ha tenido que revocarse

El plan para erradicar El Vacie, que la Junta financió hace tres años con 3,5 millones de euros -sobre todo para comprar viviendas de realojo-, se activó hace dos y ya ha logrado realojar a 25 familias sin que ni una de ellas haya tenido que volver al poblado por conflictos en los barrios de acogida, repartidos por la ciudad, en los que se las sigue controlando para estar seguros de que no hay rechazo. Del millar de censados hace tres años quedan unas 600 personas.

El plan tiene tres fases, iniciadas a la vez: el adecentamiento del núcleo, "para que vivan en condiciones dignas, no porque no queramos acabar con El Vacie", como insistió Lobato; la socialización de los vecinos, que debían mejorar sus hábitos de salud e higiene; y al final, el realojo en barrios normalizados. "El problema de estas familias no era que no pudieran pagar el alquiler que se les cobra por la nueva vivienda, porque se les cobra alquiler", explicó el edil, "ya que se ganan la vida con la venta ambulante, la chatarra, el cartón o las flores, y les vale para mantenerse. Pero no estaban acostumbrados a vivir en condiciones normalizadas y, como no se creían que fueran a salir del Vacie, no lo intentaban. Ahora se lo creen y los resultados están siendo espectaculares".

 

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