Economía

El valor de la responsabilidad

La Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social (Dirse) se presenta en Sevilla para agrupar a los profesionales de este sector y reivindicar su papel activo en las instituciones

el 22 ene 2014 / 23:05 h.

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Si tuviera que contestar a la pregunta de qué es la responsabilidad social de una empresa o una institución, seguramente vincularía la respuesta a eslóganes o mensajes positivos y supuestamente comprometidos con el entorno, con el medio ambiente o con causas sociales. Pero la crisis ha puesto de manifiesto otra realidad, y es que precisamente en el caso de muchas empresas y entidades se ha quedado solo en eso, en buenas palabras y, con suerte, en buenas intenciones. PEPO HERRERA PEPO HERRERA El concepto ha calado, pero aún queda mucho camino por recorrer hasta que de verdad se deje hueco a que esa responsabilidad impregne el resto de departamentos y participe en la toma de decisiones. Es una de las razones que ha llevado a un grupo de profesionales y directivos que se dedican a ello a crear una asociación –de personas físicas, no empresas– que ponga en valor los principios de la función social que jamás debió perder la empresa. Así nació en abril del año pasado la Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social (Dirse), que cuenta ya con 130 socios y con 192 en espera de serlo en las próximas semanas, y a cuyo frente se sitúa Juan José Almagro, quien precisó durante la puesta de largo de la asociación ayer en la Fundación Cruzcampo, que quiere dignificar a las personas que se ocupan de esta labor, “formándolas y luchando por darles el lugar que les corresponde en el seno de las organizaciones”. Con un discurso bastante sorprendente en el mundo empresarial, Almagro simplemente puso voz a lo que la crisis económica no ha hecho más que evidenciar. La lucha debe centrarse ahora, dijo, en “ser capaces de conseguir que el capital no se vuelva impaciente e instaurar la cultura del esfuerzo, el trabajo y la decencia que tanto echamos de menos”, apostilló. Para ello, el dinero –incidió– “debe dejar de ser el principio y el fin de todas las cosas y convertirse en el instrumento que nunca debió dejar de ser”. Aludió así a comportamientos éticos que deben marcar el estilo de vida y lograr que “lo social deje de ser un asunto de otros y pase a ser un asunto propio” y reclamó a las administraciones que impulsen políticas en esta dirección para que todas las empresas, independientemente de su tamaño, apliquen estas buenas prácticas. Y es que, la sociedad, golpeada por continuos casos de corrupción y de falta de transparencia, demanda este cambio de rumbo y las crisis son los mejores momentos para auspiciar esta catarsis en la búsqueda de un nuevo modelo. Para profundizar en estos temas se abrió una mesa redonda en la que participaron representantes del mundo académico, empresarial y de la administración, como el presidente del Consejo Económico y Social de Sevilla, Joaquín Revuelta, el secretario del Consejo Social de la Universidad de Sevilla, Jesús Jiménez, la directora de RSC y Marca Corporativa de Heineken España, María Ángeles Rodríguez y el profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Hispalense, Javier Calvo, quien actuó de Pepito Grillo para remover conciencias. Sobre la mesa, muchas cuestiones sobre las que reflexionar si la responsabilidad social ha sido efectiva. Si lo hubiera sido, apuntó, tal vez las listas del paro no serían tan abultadas, ni se hubieran vendido productos financieros de alto riesgo a gente que no sabía escribir.

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