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Emociones contenidas

Es el Martes Santo un día plagado de nazarenos, de hermanos que se vuelcan con sus cofradías. Pero tras esos antifaces, tras esos costales, tras esas medallas, se esconde la historia de al menos cuatro cofrades que vivirán un día especial y, por supuesto, diferente al resto.

el 16 sep 2009 / 01:00 h.

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Moisés Ruz

FRANCISCO GARCÍA, alias 'Paco el gordo'. Costalero del Cerro. «Me hunde no poder llevar a mi Virgen»

Hay historias e historias, y hay personas, cofrades en este caso, que van a vivir de forma un tanto más especial de lo normal el día en el que su hermandad se dirija a la Catedral. Es el caso de Francisco García, hermano desde 1980 del Cerro del Águila y costalero eterno de su Virgen de los Dolores, aunque ya lo vaya a ser en funciones. El pasado 19 de marzo, Día del Padre. Francisco García, más conocido como Paco El Gordo, padeció un infarto.

Paco es costalero de su Virgen de los Dolores desde el año 1989, y antes lo había sido del Señor de la Sangre de San Benito. La cuestión es que, dado lo delicado de su salud, no podrá fajarse y enfundarse su costal para cargar los kilos de su palio. Como él bien dice, le han frustrado su Martes Santo; este año todo será diferente. "No sé que hacer, ni siquiera puedo pensar. Estoy hundido y de verdad que llevo varios días planteándome qué hacer este día, si ponerme cómodo y acompañar a mi hijo que sale de nazareno o plantarme el traje para irme tras el manto de mi Virgen. Esto es muy duro", argumenta Paco.

Recuerda cómo un día después de salir del hospital su hija juraba de hermana: "Me dieron el alta el pasado día 21, y al día siguiente mi hija de 8 años juró como hermana del Cerro. Aquel día lo pasé realmente mal sólo pensando que ya no me pondría más el costal".

Por supuesto, comenta que sus compañeros, los de abajo, continuamente le llaman para preguntarle cómo se encuentra y darle ánimos, lo que le reconforta. No obstante, para Paco no hay cosa que tema más que el ver a sus compañeros el Martes Santo y no verse allí con ellos: "No sé como reaccionaré, la verdad".

FRANCISCO JAVIER SERRATO. Acólito de la Virgen de la Encarnación. «Sólo la miraré para darle las gracias»

Existen esas historias entrañables, historias que muchas veces pasan desapercibidas. Este año en el barrio de La Calzada hay un joven con 16 años que va a cumplir uno de sus grandes sueños: Francisco Javier Serrato -quizás os suenen sus apellidos, ya que es hermano de la primera mujer que ha dado el pregón universitario el pasado mes de marzo-.

Fran es hermano de San Benito desde 1999 y desde entonces y hasta ahora no se ha perdido ni una sola estación de penitencia con su hermandad; bueno sí, no pudo salir durante tres largos años debido a una enfermedad que tiene mucho que ver con la historia que les vamos a narrar. Él recuerda aquel año que fue coronada la Virgen de la Encarnación, aún sin ser hermano. "Yo estaba con mi hermana viéndola y cuando la vi pasar la miré y le pedí que me curase. Le prometí que si me sanaba un año saldría delante con Ella". Hoy Fran es un joven más. Como lo prometido es deuda, el destino ha querido que Fran cumpla su promesa. Él lleva cinco años siendo naveta de su verdadera pasión, su Cristo de la Presentación, pero hace dos semanas, en la anual reunión de acólitos, le anunciaron que este Martes Santo debería ir perfumando a la Palomita de Triana. Él ya sabe como vivirá este Martes Santo: "Lloraré mucho y sólo podré mirarla para darle gracias por haberme curado cuando se lo pedí.

MARÍA DOLORES FLORES ESQUIVIAS.Cangrejera. «Quizás mis nietas puedan sacarla»

Existen muchos casos de hermanos y hermanas que, por su condición o por otro tipo de razones, no pueden desempeñar la verdadera labor que quisieran en el día de su salida procesional. Es el caso de María Dolores Flores Esquivias, hermana del Dulce Nombre desde 1997, en la que ha salido durante cinco años como diputada de tramo. Pero no es ésta la labor que esta joven desearía realizar cada Martes Santo. Desde hace años es aficionada al mundo del costal, desarrollando su pasión en varias localidades. Sin ir más lejos, el Domingo de Ramos se enfundó el costal para llevar La Borriquita de Moguer, cuadrilla toda de mujeres. Pero no hay sueño más grande para María Dolores que poder ir bajo la parihuela de su Virgen del Dulce Nombre, aunque asume que ello, por el momento, es una quimera: "Yo no creo que vaya a vivir para sacar a mi Virgen, quizás mis hijas o mis nietas lo puedan realizar, pero para mí hoy día eso es una utopía, y hasta lo puedo llegar a comprender".

No por ello el Martes Santo deja de ser especial para ella. "Me levanto muy temprano y me voy para San Lorenzo a la misa de hermanos. Cuando se queda medio vacía siempre tengo la tradición de situarme en la columna que custodia a mi palio y allí la miro y hablo con Ella durante un rato. Después, antes de ir para casa a comerme un plato de pasta, me paso por la basílica para ver al Señor. Una vez que le rezo ya estoy preparada para mi peculiar estación de penitencia".

ESPERANZA DELGADO DÍAZ.Cofrade por partida doble del Martes Santo. Entre Santa Cruz y el Dulce Nombre

Esperanza Delgado no es que viva con intensidad el Martes Santo, sino que lo vive doblemente. Desde su infancia ha estado muy vinculada a la hermandad de Santa Cruz por devoción familiar, siendo además vecina de Mateos Gago. Con el paso de los años se hizo hermana, pero nunca imaginaría cuando conoció al que es el hombre de su vida que su pasión se partiría en dos. Su marido le inculcó su devoción por la hermandad del Dulce Nombre hasta tal punto que hoy Esperanza, además de ser hermana de la cofradía de San Lorenzo, también desempeña el cargo de diputada de Caridad.

La historia es que cuando nacen sus dos hijos sus padres los hacen hermanos de sus dos cofradías del Martes Santo, llegando aquí la cuestión: ¿en qué hermandad saldrían sus hijos? "El paso de los años ha querido que su devoción se vuelque más sobre San Lorenzo, donde además hoy son costaleros. El pequeño, José Ramón, del palio, y el mayor, Rafael, del misterio". No obstante, Esperanza, cuando eran unos niños, les insistía en que saliesen un año en una y otro año en otra. No lo consiguió, aunque hace unos 12 años José Ramón salió de nazareno en Santa Cruz por una promesa.

Todo ello no quita que tanto su marido Rafael como sus hijos cumplan con sus obligaciones de hermanos en Santa Cruz, yendo a todos sus cultos y varios actos. Pero otra de las grandes cuestiones es cómo vive el Martes Santo la propia Esperanza. "Yo nunca he salido de nazarena y ahora menos. Cuando llega el Martes Santo vamos primero a Santa Cruz y luego vamos a la Parroquia de San Lorenzo, después tomamos unas tapas juntos en la calle y nos vamos a casa a descansar. Por la tarde yo siempre me voy a ver salir Santa Cruz y me voy con mi hermandad hasta la calle Rioja, una vez allí, me voy a la Campana donde veo pasar mis dos cofradías. Cuando sale de la Catedral me voy con mi otra hermandad, el Dulce Nombre, hasta que entra. Ése es mi Martes Santo y no lo cambiaría por nada del mundo."

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