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"Empezamos con bodas de amigas y al ver demanda lo profesionalizamos"

Rocío Vahi y María Solís empezaron haciéndole a sus amigas las invitaciones de boda, pero comenzaron a lloverles los encargos de papelería. Al final se decidieron a montar su propia empresa.

el 19 jul 2013 / 23:30 h.

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Rocío Vahi y María Solís muestran algunos de los diseños en los que trabajan para sus próximos eventos. Rocío Vahi y María Solís muestran algunos de los diseños en los que trabajan para sus próximos eventos. Su profesión, la arquitectura, es una de las más castigadas por la crisis, al depender de la construcción, aunque Rocío Vahi y María Solís, de 31 años, aún trabajan a tiempo parcial como tales. Se conocieron estudiando la carrera y aplicaban su afición por el diseño a las maquetas y presentaciones de sus trabajos. Una afición que les llevó a hacerle a las amigas las invitaciones de boda y otros y elementos decorativos de papelería. Hasta que empezaron a lloverles encargos y vieron un nicho de mercado que dio lugar a La Papeterie, un negocio con el que complementar ingresos y dar rienda suelta a su afición. –¿Cómo dos arquitectas montan una empresa donde el papel es la materia prima principal? –Pues por tema de diseño gráfico. Empezamos haciendo cosas para una boda de una amiga y a partir de ahí otras amigas nos lo pedían. –Muchos negocios de este tipo surgen porque la gente hacía manualidades gratis para amigos y de repente ve demanda. ¿Cuándo se dieron cuenta? –Así ha sido. Lo último fue que María, mi socia, se casó el pasado septiembre. Hicimos la decoración, las invitaciones, los misales... y a partir de ahí mucha gente nos empezó a preguntar y lo profesionalizamos de verdad en enero. A conocidos llevamos haciéndoles cosas desde 2009. –¿La Papeterie es fruto de la necesidad de diversificar ante la crisis de la arquitectura o la idea les rondaba ya en la cabeza? –Nos ha gustado siempre. Cuando hacíamos las maquetas y presentaciones para los trabajos, muchos profesores valoraban la presentación y viene un poco por ahí. Afortunadamente ambas seguimos ejerciendo la arquitectura a tiempo parcial y está siendo un complemento y un hobby, aunque el volumen de encargos que tenemos es más de lo que pensábamos. Desde enero para acá hemos hecho ya 12 bodas y ninguna de amigas directas. –En plena crisis, ¿la gente sigue gastando en organizar grandes fiestas y encima decorarlas hasta el último detalle? –Totalmente. Eso es lo que más nos ha sorprendido a nosotras. El precio depende muchísimo de lo que nos pidan, del tamaño de la fiesta... porque ya no solo estamos haciendo bodas, sino cumpleaños infantiles, despedidas de soltera, pedidas de mano, bautizos, fiestas privadas, cenas familiares... –¿Qué perfil de clientes tienen y qué piden? –De todo tipo, eso también sorprende, gente joven y gente mayor que le gusta gastarse el dinero en esas cosas. Piden originalidad y diseño totalmente personalizado. –¿Y el encargo más curioso? –Para una despedida de soltero que organizaba la familia nos pidieron un photocall en el que el novio y el amigo fueran gordos y feos y la novia y su amiga estupendas. Hicimos un diseño pero con la idea superclara que tenía la tía de la novia. En las bodas, la gente luego no es tan atrevida, aunque nos pidieron un presupuesto para una de temática yanqui, pero aún no sabemos si nos harán finalmente el encargo. –Supongo que personalizar un evento requiere conocer muy bien los gustos del cliente. ¿En qué se fijan y qué información necesitan para inspirarse? –Lo que es fundamental es que nos conozcamos personalmente, nos reunimos con ellos mínimo dos veces, nos enseñan fotos del sitio de la celebración, les preguntamos por sus colores favoritos o algo que hayan visto y les guste. Hacemos una propuesta y a partir de ahí terminamos de afinar. Ha habido casos en los que realmente no conocemos a la persona y lo hacemos vía correo eléctrico. Por ejemplo, ahora estamos organizando una boda en septiembre en Algeciras y no nos conocemos personalmente pero estamos continuamente hablando por teléfono y correo electrónico y los novios nos han contratado para que vayamos físicamente a montarles toda la decoración. Y otra en Toledo. Todo por boca a boca porque la web está en construcción. Y por el facebook, que lo tenemos más actualizado, sí ha contactado gente para preguntarnos, pero la mayoría de los trabajos nos han salido por el boca a boca de amistades y también de la imprenta con la que trabajamos. Y a raíz de encargarnos la decoración para bodas nos han la han encargado también para la pedida de mano. –¿Pidieron financiación para montar la empresa? –No. Solo pusimos 250 euros cada una y nuestro tiempo trabajando cada una en su casa o juntándonos. –¿Trabajan con proveedores o subcontratan algunos trabajos que se salen de su ámbito? –Depende. Para eventos pequeños, por ejemplo, hemos montado los centros de flores nosotras, pero otros los diseñamos y los subcontratamos a floristerías. La pastelería, que se lleva ahora tanto, también la ofrecemos y la subcontratamos. –¿Qué previsión de crecimiento manejan? ¿prevén crear empleo o llegará a ser La Papeterie su principal vía de ingresos? –En principio ninguna de las dos nos queremos desvincular de la arquitectura pero en septiembre creemos que vamos a empezar a contar con gente porque no damos abasto.

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