Consciente de su escaso uso, el nuevo consejero de Empleo, Manuel Recio, se ha marcado como reto que sea realmente "un instrumento proempleabilidad" al que acuda todo empresario que busque trabajadores y todo andaluz que necesite un empleo. La clave, a su juicio, está en que sea una "marca de calidad" por el servicio que ofrezca a empleador y empleado "igual que ante un problema de salud serio la gente acude a la sanidad pública".
Recio, que compareció ayer en el Parlamento para presentar su programa de trabajo, anunció la conversión, en los próximos meses, del SAE en una Agencia pública, fórmula jurídica que implica mayor autonomía en la gestión de sus recursos (su presupuesto para 2010 es de 13,8 millones)pero también más control y evaluación en base al cumplimiento de objetivos concretos así como una exigencia de calidad en el servicio ofrecido. Y es que el segundo paso anunciado por el consejero es la elaboración de un Plan de Calidad para dotar al SAE de más eficacia y eficiencia, aunque no concretó las medidas para ello y emplazó al diagnóstico de las carencias que hará la nueva dirección general de Calidad.
Sólo apuntó la "modernización, simplificación y mejora de los trámites telemáticos", entre ellos la cita previa por teléfono o internet para eliminar las colas en las oficinas, y la elaboración de un mapa de empleabilidad -ya anunciado por su antecesor, Antonio Fernández- que diga a las empresas dónde está la mano de obra, los incentivos a la contratación y el suelo industrial disponible, y a los trabajadores las ofertas de formación y empleo.
Un reciente análisis del Centro de Estudios Andaluces, a partir de una muestra de 3.565 puestos ofertados entre marzo de 2006 y octubre de 2008, de los que se cubrieron el 48,3% (en un plazo medio de 39 días), revela un "desajuste" entre el perfil de las ofertas registradas (trabajos manuales, temporales, de servicios públicos o construcción y de microempresas) y los que más rápido se cubren (cualificados de industria y servicios y permanentes), e insta a separar las ofertas viejas para buscar candidatos idóneos que no suelen estar en las bases del SAE.
Señala que los itinerarios personalizados de inserción están "actualmente infrautilizados" y que en vez de quitar la prestación al parado que no acepta una oferta porque no se ajusta a su perfil, se condicione a su movilidad y reciclaje.