"Bienvenidos al vientre de la ballena". Los actores Juan Carrillo, que parecía recién trasplantado de un escenario cualquiera de Don Giovanni al vestíbulo del Teatro de la Maestranza; y Manuel Bernal -ataviado de Las bodas de fígaro- fueron ayer los encargados de guiar una peculiar visita por las tripas de ese coloso escénico capaz de tragar la mejor y más moderna maquinaria teatral de todo el continente. Se celebraba ayer el Día Europeo de la Ópera y el Teatro de la Maestranza se sumaba a la fiesta con una jornada de puertas abiertas, en la que dejó al descubierto el inmenso entramado humano y técnico que hace posible la celebración del "espectáculo más bello del mundo", como se refirió Bernal en alusión a la ópera.
Y como Sevilla es un repetidísimo escenario en estas composiciones musicales -existen más de cien óperas ambientadas en nuestra ciudad-, el Maestranza acogió ayer a sus centenares de visitantes con un delicioso recital a cargo de la soprano Aurora Amores y el pianista Íñigo Sampil, que interpretaron arias de óperas de temas sevillanos.
Con ese punto de partida, y en grupos de unas cuarenta personas que se sucedieron durante toda la mañana en períodos de media hora, los dos actores condujeron a los visitantes -entre los que hubo de todo: familias al completo, gente muy joven, turistas despistados y otros bien informados- por las entrañas de un teatro recientemente reformado, con una dotación técnica de última generación y la inclusión de más de 1.500 metros cuadrados. De este modo, el público se paseó por la nueva chácena, curioseó entre los camerinos, preguntó a los guías por las excentricidades de sus divos preferidos; se coló en la sastrería, la lavandería, la recientísima sala de ensayos de la Orquesta Sinfónica, y conoció cómo es la celeridad en el trabajo diario de un teatro que desmonta un domingo el escenario de un concierto de Raphael y el lunes ya está listo para acoger un espectáculo de danza contemporánea.
La visita se completó con sendas conferencias de Andrés Moreno Mengíbar, que descubrió la biografía e influencia musical del compositor sevillano Manuel García, a quien el teatro le tiene dedicada una sala; y del ingeniero que encargó y adaptó al teatro su nueva maquinaria, Enrique del Pozo, que habló de la historia de la escenografía operística en relación a la trayectoria del Maestranza.