Dicen los moteros que sólo ellos saben por qué los perros sacan la cabeza por la ventana de un coche en marcha. Montar en moto es, ante todo, una experiencia sensorial: un coche no permite sentir la brisa envolviendo el cuerpo y el asfalto rozando las rodillas. Además, cuando se viaja en coche lo importante es el destino, mientras que sobre una moto lo que prima es el camino.
Por ello, el motero Pedro Pardo ha publicado la quinta edición de la llamada por muchos la biblia del mototurismo: España en moto, de la editorial Anaya. En sus 399 páginas, Pedro Pardo recorre 10.000 kilómetros curva a curva; un total de 50 rutas por las carreteras más emocionantes de España, algunas de ellas con incursiones por Francia y Portugal: “Conducción alucinante asegurada, lejos de los caminos más trillados por los automovilistas”, reza en la publicación.
Así, como a la pregunta ¿Por la autovía? todo motero contesta No, gracias, la guía España en moto propone dos rutas desde Sevilla caracterizadas por conjugar la belleza paisajística de la región y los trazados sinuosos de carreteras despejadas casi por completo de tráfico: Por las grandes dehesas andaluzas, recorrido circular Sevilla-Llerena-Cazalla de la Sierra-Constantina; y El mejor bosque mediterráneo de España, de Sevilla a Portugal por la Sierra de Aracena.
Estos dos viajes son para Pedro “de los más espectaculares”: “Estoy muy vinculado a Andalucía. Su paisaje me cautiva, y sus carreteras me pierden”, explica a El Correo. De hecho, aunque ambas rutas podrían iniciarse desde otros lugares, el motero bilbaíno pone el punto de partida en Sevilla porque es “la ciudad más hermosa de España”: “Para los mototuristas que estén en ruta, no sólo merece una parada, sino hacer de ella un punto de llegada donde pernoctar y dedicarle, como mínimo, un día de visita”, explica Pedro en su libro, y añade: “Rodar por Andalucía y pasar de largo Sevilla es perderse el encanto de una ciudad irrepetible, algo imperdonable.” Un honor recibir estas palabras de un trotamundos incansable que asegura -por raro que pueda parecer-, que nunca ha tenido coche propio.
Así, la guía moto-rutera de Pedro Pardo, además de hacer kilómetros por carreteras que muestran paisajes apasionantes, incluye información sobre la mejor época para recorrerlas y las singularidades de los pueblos y ciudades que atraviesan. Dónde comer y dormir, o dónde darse un baño, son sólo algunas de las recomendaciones que España en moto ofrece. Porque, como bien explica su autor citando un fragmento de La Odisea: “Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca, pide que tu camino sea largo, y rico en experiencias y aventuras.” Sobre dos ruedas, ambas parecen estar garantizadas.
Ruta 1: Las grandes dehesas andaluzas.
Esta es una ruta muy singular. Primero, porque discurre por las dehesas más hermosas de España. En segundo lugar, porque la entrada en servicio de la Vía de la Plata ha dejado la ya antigua N 630 libre de coches y camiones. Parte de Sevilla para tomar la salida de Santiponce. Ya en la N 630, se emprende el camino de la sierra hasta Las Pajanosas, donde las dehesas de encinas y alcornoques tapizan las suaves colinas por las que serpentea la ruta. En la Venta el Culebrín -famosa por su chacina extremeña-, se deja la nacional para tomar la EX 318. Desde Pallarés, esta carretera llega a Llerena: una población de blancura deslumbrante. Se pasa Guadalcanal y se inicia un descenso hasta Cazalla de la Sierra por la SE 432. Los siguientes destinos: Constantina y Castilblanco de los Arroyos, en plena Sierra Norte de Sevilla.
Ruta 2: El mejor bosque mediterráneo de España.
Pocas rutas hay en España que puedan igualarse a ésta en cuanto a lo agradable de su recorrido. Desde Sevilla, el camino a la sierra se hace por la N 630 dirección Mérida. Al llegar a Las Nieves, la ruta se bifurca dejando a la derecha el camino que va a Extremadura. A través de las primeras dehesas, se llega a Aracena, en Huelva, capital de la comarca. En ella se encuentra La Gruta de las Maravillas, visita obligada. Se toma la carretera local A 470 para llegar a Alájar, un pintoresco pueblecito blanco de tejas rojas. Se cruza la N 436 para alcanzar Almonaster, donde se levanta una iglesia en lo que fue la mezquita árabe y que conserva muy buen estado. Apenas a seis kilómetros, ya en la carretera que conduce a Portugal, se llega a Rosal de la Frontera, lindando con el país vecino.
Consejos:
En muchas ocasiones el motorista -por el tamaño de la moto y la velocidad que alcanza-, pasa desapercibido en la carretera: para el resto de vehículos es casi invisible. Por ello, es fundamental que no pierda nunca la atención; debe tener mil ojos. Lleve siempre las luces encendidas, de este modo, ganará visibilidad. Para evitar accidentes, no apure nunca los neumáticos, y revise la moto de vez en cuando. La distancia de seguridad es su garantía salvavidas: ayuda a frenar y también a esquivar. Y recuerde: la moto no se inventó para llegar antes lo antes posible al lugar, sino para disfrutar del camino.
