Economía

Engañabobos

Pisos que no se abaratan, corralito con las preferentes y comisión a la abuelita. Tres casos de engañabobos.

el 16 ene 2012 / 22:41 h.

Caso número uno. Aquí y allá, a este lado y al otro, la geografía española queda salpicada por promociones inmobiliarias terminadas o sin estarlo pero, en cualquier caso, sin vender. La mayoría pertenece a la banca, que se las quedó por impagos de los promotores, al igual que miles y miles de casas desperdigadas que pasaron a sus manos tras ser embargadas y desahuciados sus propietarios, qué dices, propietario tú, no, propietario yo, te concedí la hipoteca. Pregunto a un director de oficina. ¿Por qué bancos y cajas de ahorros no rebajan sustancialmente el precio y facilitan los préstamos y así dar salida a tan abundante cartera de viviendas? Se encoge de hombros, son decisiones, dice, que vienen de arriba.

Los de arriba han preferido aguantar hasta el punto de generar ellos solitos, por sí mismos, otra burbuja del ladrillo. Sí. No existe otra explicación al escaso descenso que revelan las estadísticas oficiales del mercado español de la vivienda, el 16,40% para la libre, el 3,08% para la protegida, sea la fuente el Ministerio de Fomento. No se corresponden semejantes porcentajes con la aguda crisis económica que soportamos ni tampoco con los informes técnicos que nos hablan, y advierten, de la sobrevaloración.

Pero las entidades han dicho: ahora sólo provisionamos (reservamos dinero ante posibles pérdidas) en nuestros balances una parte de estos activos sin salida y, además, damos por cuentagotas las hipotecas, no vaya a ser que se conviertan en dudosas y nos jodan las cuentas (aún más).

Este engañabobos, sin embargo, podría cambiar desde el momento en que el Gobierno de Mariano Rajoy, y con él el Banco de España, obliguen a bancos y cajas a provisionar y cargar, por tanto, contra sus propios beneficios todo el ladrillo que arrastren. Banesto ha sido el primero en hacerlo, en las próximas semanas vendrán otros muchos. Es más, si lo hubieran hecho antes, más de cuatro habrían arrojado o abultados números rojos o tremendos recortes en las ganancias, pero no es su fuerte la sinceridad. Tanto tiempo presumiendo de fortaleza y miren cómo están y cómo estamos.

Caso número dos. Existe un corralito en nuestro país. Sí, asusta la palabra, pero es así. No tiene otro nombre el engañabobos, o timo de la estampita, de las llamadas participaciones preferentes, unos productos financieros de alta rentabilidad y mucha letra pequeña que básicamente funcionan bajo esta fórmula: tú me das dinero y yo te garantizo un elevadísimo interés. Parece un depósito, ¿no? Pues no. Se trata de una inversión de grandísimo riesgo porque, además de que tan sólo se puede recuperar a su vencimiento, por supuesto siempre a muy largo plazo, o (traspasándola) vendiéndola a un tercero en el mercado secundario, cabe incluso asumir las pérdidas de la entidad. Si no hay beneficios para pagar, a ver de dónde saco para pagarte, por muy preferente que sea tu participación.

Complejas pero comercializadas, como otros tantos productos, con la opaca información que caracteriza a nuestras finanzas, se generalizaron las emisiones tanto en bancos como en cajas de ahorros como vía para reforzar su capital en tiempos en los que afloraban ya sus problemas para financiarse en los mercados. Y los clientes cayeron. ¿Qué pasa ahora?

Que intentan recuperar su dinero y no pueden. Si acuden a la entidad, ésta alega que no hay aún vencimiento y que no es un depósito, sino una inversión. Si acuden al mercado secundario, los descuentos hacen que pierdan la mitad de su valor. Un corralito.

Como la banca siempre idea soluciones a su conveniencia, qué verdad es el dicho de que la banca nunca pierde, ha puesto ahora de moda la palabra canje. Te cambio tus preferentes por acciones. Yo salgo reforzado y no suelto un euro y tú te quitas un peso de encima. Eso sí, cotizo en bolsa y mis títulos suben o bajan, así que puedes ganar o perder.

Caso número tres. En este nuevo mundo de internet y en esta ola de reestructuración de las cajas de ahorros, por qué la llaman reestructuración cuando quieren decir cierre de oficinas y echar personal, cobremos comisión por cualquier apunte que hagamos en ventanilla, por ejemplo, un euro y medio. Abuelita, usted que cobra una mierda de pensión, porque es una mierda, aquí el nombre sí se ajusta a la realidad, págueme un euro y medio por la luz, el agua o la comunidad si no tiene domiciliados los recibos o traiga aquí su pensión que, aunque sea una mierda y le daré un interés de mierda, refuerzo mi liquidez.

Y la abuelita, que ni entiende de internet, ni de router, ni de wifi, ni de contraseñas digitales y que la domiciliación le da pavor porque es muy celosa de su dinero, abona su comisión de euro y medio, que fueron tres porque dos recibos llevaba, en una caja de las que presumen de ser muy sociales. Visto por mis ojos el pasado 4 de enero. Y con ella, pobrecita mía, cierro por hoy este tercer y último engañabobos.

http://blogs.elcorreoweb.es/lasiega/

  • 1