Érase una vez una sandía de 44 kilos

El Platero gana el concurso local con un ejemplar de condiciones bíblicas. De sus tierras llegó a salir una sandía de más de 60 kilos hace unos años. Su nieto apunta maneras para coger el relevo.

el 09 ago 2010 / 19:33 h.

'El Platero' posa con su sandía de 44 kilos.

Hay quien no se cree que las sandías de Juan Rodríguez El Platero salgan del campo, como las demás, sino de un cuento maravilloso o de un relato futurista, donde todos sean más altos, más guapos y más inteligentes. La mitológica sandía que este año ha ganado el certamen palaciego pesa 44 kilos. Pero no se preocupen, El Platero cuenta con ayudantes para moverla.

La impresionante sandía que este año ha ganado el conocido concurso de cada verano en Los Palacios y Villafranca descansa en el salón de El Platero, después de un fin de semana en el que ha sido sometida a cientos de fotos, traslados, miradas, aplausos y medidas. Como todo un artista. O como un toro bravo indultado. Después de haber sobrevivido a este calor africano que nos castiga a todos, a las plagas del invernadero y a la competencia de otras sandías en el concurso del pasado sábado, en la casa de Juan Rodríguez la miman lo mejor que pueden. El principal vigilante es su nieto Alberto, que ante la predisposición del periodista para rodar la sandía por el salón en busca de luz para la foto, le susurra: "Cuidado, abuelo, que éste se la carga". Por fortuna, sobrevivió al traslado.

La sandía ocupa el mejor lugar de la casa, siempre con una manta protectora debajo. Tiene que durar hasta la Feria de Los Palacios y Villafranca, que se celebra la primera semana de septiembre. Por esas fechas la cooperativa agrícola Las Nieves organiza otro concurso similar y El Platero tiene todas las papeletas para ganarlo. Si la sandía sigue viva, claro. A los 150 euros de este primer premio, se podrían sumar otros 120 correspondientes al otro certamen. Y como Juan Rodríguez ha ganado también en la modalidad de sandías negras, su afición, de muchos años ya, roza la categoría de negocio. Hablar de sandías en su casa no es cosa de bromas.

La mayoría de sus sandías son casi gigantes, pues rozan los 30 kilos de peso. De eso puede dar buena fe los miembros de la cooperativa Las Nieves. Allí las suele vender a como está el kilo de sandía en el mercado, pero hay veces que algún interesado le ha pagado algo más, como los dueños del restaurante Manolo Mayo, en su pueblo, o los del restaurante Los Monos, en Sevilla, que quieren presumir de tener una sandía bíblica luciendo los escaparates de sus negocios.

A El Platero lo tiene preocupado la tierra. El suelo que lleva criando estos ejemplares gigantes desde el año 1990 empieza "a estar cansado". "Son muchos años sembrando ya", dice Juan, "y la tierra se resiente". Por eso los 44 kilos de este año, aunque sorprendan al lector, no hubieran significado nada hace sólo una década, cuando las sandías de El Platero superaban los 60 kilos. Por lo que sí puede estar tranquilo es por contar con un sucesor. Su nieto Alberto no le quita ojo al fruto. Vigila sobre todo el rabito -tallo-, gracias al que "aguanta mucho más, porque de ahí sigue chupando unos cuantos días", según le va explicando su abuelo, como un maestro le indica a su aprendiz.

No hay un secreto para conseguir estos grandes ejemplares de sandías, sino muchos: dejarlo solo en la mata, cuidar en todo momento de que no se seque, escardarlo convenientemente, abonarlo... y mimarlo durante toda la crianza con los dedos cruzados para que un mal aire no se lo lleve. En cualquier caso, el secreto supremo no lo cuenta El Platero, con quien no ha podido ningún manchonero en los últimos años. Los trofeos que luce en su casa son una buena prueba de su empeño.

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