He escuchado decir tantas veces a los entrenadores de fútbol que los partidos se deciden casi siempre en los pequeños detalles, que reflexionando sobre el encuentro entre el Racing y el Betis les doy toda la razón. Dos detalles marcan el partido de El Sardinero, que con un clarísimo tres-cero en el marcador es bastante engañoso si entramos a analizar ampliamente dos jugadas. La primera se produce en la primera parte, cuando Edu se planta solo ante Toño y el colegiado Pérez Lasa estima que el jugador se deja caer y le muestra cartulina al brasileño. Pudo terminar esa jugada en penalti y expulsión del guardameta si hubiese estimado el colegiado que ese toque del racinguista sobre el bético fuera merecedor de tal castigo. El segundo es un error bético en cadena. Mala cesión de Arzu sobre Melli que deja la pelota en poder de Tchité, el barbateño tiene que derribarle y de nuevo el colegiado estima que es el último hombre y no Juanito, por lo que le muestra la tarjeta roja. Esa misma jugada va a dar lugar a un fallo estrepitoso del portero Ricardo que aprovecha Duscher para poner en franquía el marcador y dejar el camino expedito para la victoria del Racing.
En barrena. A partir del gol de Racing, el Betis, que había llevado magníficamente el partido, siendo superior a los de Marcelino, se mete en una vorágine peligrosa porque con un hombre menos busca un gol que se le resiste por la magnífica actuación de Toño, dejando enormes espacios para las contras del Racing que provocan un segundo gol de César Navas y el tercero de Tchité, tras fallar varias ocasiones más los locales. Una derrota que vuelve a dejar al Betis en el camino del sufrimiento y en Sábado de Pasión tendrá otra final en su estadio a las ocho de la tarde ante el Athletic Club de Joaquín Caparrós.
